La ira, sentimiento poderoso

27 Apr

Dr. Carlos y Vidalina Echevarría
Pastores, consejeros y psicólogos

Muchas veces decimos que la vida nos ha tratado mal. La pregunta es ¿Y tú como has tratado a tu vida? Si eres hostil y has guardado ira y enojo en tu corazón eres como una olla de presión en tu interior, hirviendo por dentro de ira, coraje, irritación, hostilidad y cualquier situación de estrés o de tensión te puede hacer explotar y hacerle daño a tu corazón y/o herir y dañar a los que más amas.

(Foto/Suministrada)
(Foto/Suministrada)

Cuando nos airamos nuestro cuerpo sufre, los agentes químicos de nuestro cuerpo como la adrenalina y otros entran a nuestro torrente sanguíneo y hacen que el corazón lata más fuerte, los músculos se pongan más tensos, comiences a sudar, a temblar y esto te puede llevar a agredir a otros o agredirte a tu mismo. Como ves la ira es una reacción emocional natural que afecta todo tu cuerpo, no es ni mala ni buena y todos en algún momento la sentimos. La hostilidad y la ira están fuertemente relacionados con el dolor interno guardado.

La Biblia nos habla de cómo trabajar con este dolor. Lo primero que te dice es que tienes que enfrentar las situaciones que te causan enojo en lugar de reprimirlas guardándolas dentro. Él dijo: Airaos pero pequéis no se ponga el sol sobre vuestro enojo (Efesios 4:26 y Salmos 4:4). No te acuestes enojado (a). No des lugar al diablo de jugar con tu mente y ponerte pensamientos malos para que los hagas tuyos. Muchos se han quitado la vida en un momento de ira.

En Mateo 5:21 – 22 Jesús igualó esa actitud de ira y hostilidad que nos llevaría a matar si tuviéramos la oportunidad de hacerlo, con el asesinato mismo. Para él esta ira continua esa tan dañina como el matar a la persona. Tan mala es la acción de matar como el matar con palabras dañinas y soeces a otros y especialmente a la familia más cercana.

Por lo tanto, es importante aprender a reconocerte tú mismo cuando estás airado. Primero, expresa la ira de forma apropiada, hablando dialogando y si no puedes tu solo busca ayuda. Visita una iglesia, busca un consejero, un pastor, un sacerdote un psicólogo, un profesional de la salud. Cuidate, eres importante para Dios y para los que tus amas también. Alguien está pensando en ti. Tú vales.