Cambió la vida de todos: Huracán María trastocó lo cotidiano

18 Oct
Huracán María. (Foto/Suministrada)

Vicente Toledo Rohena
redaccion@presenciapr.com

Todo cambió en cuestión de horas. La espera que desespero ese día previo al huracán; hasta el día más largo de la historia, ese 20 de septiembre. Cuando dejaron de castigar los vientos huracanados, se sentía que el país no sería el mismo. La belleza de nuestra isla no existía. Parecía que más que un huracán, recibimos un ataque con bombas. El verdor desapareció y también desapareció lo cotidiano, la rutina, lo que nos invita a levantarnos día a día.

La lucha por sobrevivir inició. Falta de gasolina, agua; y largas filas para comprar en los pocos supermercados que abrieron. La desesperación se apoderó de todos sin importar la edad. Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, nos convertimos en uno solo, un solo Puerto Rico que jamás conocimos. Retrocedimos en todo. Se acabó la abundancia… nos resta empezar; labrar un nuevo camino, con la ayuda de Dios.

Efecto en los niños

Todo cambió para todos. Pero qué pasará por la mente de los más chicos. ¿Entienden lo que está pasando? ¿Por qué las largas filas, la desesperación? En este momento, la sicología pediátrica y el trabajador social emplean un papel importante en la ayuda a los menores. Tratando de buscar respuestas, conversamos con la trabajadora social, Glenda García, que nos explicó parte del rol que desempeña en pro y bienestar de los niños ante una situación como esta.

“Buscamos identificar alguna perturbación en el menor o cambio en la conducta… e intervenimos con los padres. Nos sentamos con ellos para hablarle sobre lo que hemos observado del menor, y poder canalizar las ayudas… si es necesario referirlo al área sicológica, porque ellos son los especialistas de la conducta humana”, explicó García.

“Además, les brindamos estrategias a maestros y maestras para trabajar con ellos, explicarles lo que está pasando; la situación que estamos viviendo. Se les explica por qué no hay agua, no hay luz y todo lo que pasó. Es importante mantenerse dándole seguimiento a ese niño y a la familia. Cada familia tiene necesidades diferentes y nosotros tenemos que velar por el bienestar de ese niño y su familia. Algunos no tienen compra, comida, agua; otros han perdido su techo, casa o se encuentran en refugios y necesitan ayuda para aliviar esa situación”, dijo la trabajadora social.

En días recientes, en los medios se reseñó la historia de una señora de 103 años, que su nieta se la llevó a Chicago en busca de una mejor calidad de vida. El primer comentario de la señora fue, “me voy con mi nieta, pero vuelvo a Puerto Rico. Esta es mi casa y sé que nos vamos a reponer de esta”, comentó de manera muy convencida de su regreso a la patria que la vio nacer, y de la pronta recuperación de nuestra isla del encanto. María devastó a Puerto Rico; pero no a su gente y el espíritu de lucha que nos hace una raza pura… boricua.