De tertulia con Teo: Teófilo Torres habla del primer contacto con el teatro y los monólogos

21 Jul

Vicente Toledo Rohena
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Llegó a la Plaza del Mercado en Santurce y con todos los que se topó en el camino, compartió un saludo. Así es lo cotidiano en la vida del actor Teófilo Torres, lo sencillo, natural, humano. Un artista que enlaza el arte con la enseñanza; una pasión como profesor que disfruta y la vive.

Teófilo Torres. (Foto/Suministrada)

“Tengo una cultura de montana agraria… de campo. Ahora  me dedico a trabaja mi terreno… con animales, gallinas, pavos, cerdos. Esto evoca mis primeros años de infancia, donde vivía en una finca con animales y en contacto con  la naturaleza. Tengo la oportunidad de tener este predio de terreno en Cupey, una cuerda, donde tengo colmena de abejas, vacas, caballo, gallinas, cabros, cerdos, entre otros… es mucho trabajo pero lo disfruto. Trabajo esto para mi satisfacción personal, mi familia y mis amigos”, comentó Torres, mientras fumaba un tabaco.

El actor presenta actualmente en el local ‘La Junta’ en la calle Loíza, el monólogo ‘Papo Impala está quitao’. Puesta que se ha presentado durante varios miércoles, y volverá a la consideración del público el próximo 26 de julio de 2017.

“Nací en el barrio San Patricio, sector la Gloria en Ponce. Pero terminé la escuela superior en Jayuya; por lo que digo que tengo una combinación interesante de Ponce y Jayuya”, dijo con una sonrisa.

“Mi interés por arte comenzó cuando mi madre percibió la importancia que sus hijos –somos 17 hijos-aprendieran a leer y escribir. Nos educaba y hacía memorizar poesías y frases religiosas… en ese momento fue cuando descubrió que yo, tenía una memoria extraordinaria. Podía memorizar cualquier cosa y cuando llegué a la escuela elemental, me ponían a recital poemas y era el  niño que por tener buena memoria, me ponían en todo. Así, fue gustándome la actuación”, recordó.  

En 1975 fue su primer trabajo actoral profesional, mientras estudiaba estudiando en la Universidad de Puerto Rico (UPR).

“La obra era ‘12 paredes negras, bajo la dirección de Juan González, para el Teatro del 60. También, recuerdo otros momentos igual de importantes, como un proyecto que hice en escuela superior, ‘Antígona’ del Francés Jean Anouilh. De ahí, descubrí mi potencial de investigar, que es, lo que precisamente hace la actuación, investigar la experiencia humana”.

“Además, hice un trabajo junto a la directora y actriz puertorriqueña, Gilda Navarra,  en la UPR. Fue el montaje del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, ‘El círculo de tiza caucasiano’. Cordelia González protagonizó conmigo. Hice el personaje de un juez borrachón y tenía un pequeño monólogo de unos cinco minutos, donde hice una elocución increíble. Después de realizar ese trabajo, me dije, esto es algo especial. Entonces, Gilda me felicitó y me dijo, que como monologuista sería tremendo. Fue cuando descubrí la magia que se tiene cuando estás solo en escena”, recordó.

En 1977, cayó en sus manos el texto de ‘A mis amigos de la locura’. Como todo un buen estudioso buscó el libro y comenzó a memorizarlo para montarlo en escena en 1978 en La Tea.

“Me memoricé el texto de ‘A mis amigos de la locura’ en dos semanas. Lo demás es historia… desde que hice ese monólogo. Ahora en 2018, se cumplen 40 años, de esa experiencia”, dijo Torres que a partir de ese monólogo, su vida actoral tomó un nuevo rumbo.

Con la aceptación de ‘A mis amigos de la locura’ llegó ‘Démosle luz verde a la nostalgia’, de Juan Antonio Ramos; y más tarde en 1983, estrenó su emblemático monólogo, ‘Papo Impala está quitao’, también de Juan Antonio Ramos.

Entre otros trabajos se encuentra: ‘El caso Dios’, ‘Pedro el rojo’ de Franz Kafka; ‘La apología de Sócrates’, y la de Platón; para un total de 22 monólogos durante su carrera actoral. Recientemente, personificó a Pedro Albizu Campos, en ‘El maestro’, original de Nelson Rivera, basado en los discursos del líder nacionalista.