Decisiones cada día

11/13/2013

Por: Janice Batlle / Para Presencia
janicebatlle@yahoo.com

Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.” Lucas 9:51

Como la mayoría de los niños a la hora de tomar medicamentos, mis padres tenían que hacer un protocolo de historias y cuentos para que yo los ingiriera. Mi abuela interrumpía al escucharlos y decía: “Que se lo tome rápido; trago amargo mejor rápido que lento.”

Janice Batlle (Foto/Suministrda)
Janice Batlle (Foto/Suministrda)

Pasados los años comprendí que el comentario de mi abuela era muy cierto. Hay momentos decisivos en nuestra vida frente a los cuales no nos podemos detener.

Todos experimentamos situaciones que nos ponen a prueba, donde se unen todas nuestras emociones entre lo que quiero y lo que debo hacer. Me atrevería a decir que son las mejores oportunidades para avanzar en nuestro crecimiento emocional y espiritual.

¿Qué nos paraliza o nos detiene? Quizás el miedo; el miedo al fracaso, a que no salga bien, al que dirán, a lo desconocido, miedo al mismo miedo.

Jesús sabía que iba camino a la cruz, pero dice la Biblia en Hebreos 12:3: “El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. ¡Qué hermosa recompensa!

¿Qué decisión no hemos tomado por temor al dolor que podamos sentir? Si como Jesús, sabes que lo que tienes que hacer es lo correcto, “afirma tu rostro”, actúa y camina viendo el gozo delante de ti.

Jesús te lleva de la mano y te da su fuerza, pero si aún no le has abierto las puertas de tu corazón esa es la primera decisión que debes tomar en el día de hoy, dile: Jesús te entrego mi vida, perdona mis pecados, aquí estoy para ti.

Theodore Roosevelt decía: “En el momento de la decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto; lo peor que puedes hacer, es no hacer nada.”