Deterioro en la tubería de Luquillo (Fotogalería)

29 Jun

Por: Jaime Torres Torres
Especial para Presencia

LUQUILLO – Aunque sus residentes no lo perciben, el pueblo de Luquillo descansa sobre el mar, a merced de la furia del Océano Atlántico que acaricia el litoral conocido como La Pared, como fue evidente días atrás cuando una tubería reventó y cubrió con arena de la playa la calle principal, contigua a la plaza de recreo.

(Fotos por Jaime Torres Torres)
(Fotos por Jaime Torres Torres)

La tubería colapsó luego de que varios residentes de los condominios cercanos se querellaran a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) de baja presión en el suministro del preciado líquido.

Personal de la corporación pública aumentó la presión y la arteria se rompió, inundando la calle, perdiéndose miles de galones de agua e interrumpiendo el servicio de agua potable a las residencias y comercios de la periferia.

La tubería colapsó luego de que varios residentes de los condominios cercanos se querellaran a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA).”

La AAA excavó a una profundidad no mayor de ocho pies, revelando -como se puede apreciar en las fotos de este periodista- un triste escenario: las edificaciones del pueblo yacen a ras del suelo y un evento similar a la rotura de la tubería o una emergencia mayor provocada por un desastre natural, como un terremoto o un tsunami, podría incidir en que algún día, literalmente, Luquillo desaparezca tragado por el mar.

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“Hubo clientes en el condominio Costa Azul que se estaban quejando que tenían bajas presiones. Ahí la presión se trata de mantener por debajo de 40, porque son tuberías bien viejas, que están ahí desde que el pueblo se estableció. Como el fin de semana aumentan la población y el consumo, se abrió la válvula para compensar esa pérdida y la línea se rompió”, explicó a Presencia el ingeniero Juan Dávila, director de la AAA en la región Este.

A pocos pasos de la casa alcaldía y de la parroquia San José, un tubo de ocho pies reventó debajo de la acera adoquinada, obligando al personal de la AAA a excavar en el lugar por donde discurren líneas eléctricas, de televisión por cable, teléfono e Internet.

Querellas frívolas

Algunos de los abonados que se querellaron alegan que los condominios donde residen o que visitan durante el verano en curso carecen de cisternas.

Empero, un inspector del Cuerpo de Bomberos, que solicitó no ser identificado, aseguró a este medio que las cinco torres de Luquillo tienen cisternas y sistemas de bombas, que impulsan el agua hasta los pisos superiores cuando baja la presión por la demanda o uso excesivo.

“El mínimo es 30 libras de presión, que la AAA garantiza. Si no son suficientes es responsabilidad del cliente suplir la necesidad que tiene”, dijo, por su parte, el ingeniero Dávila al detallar que la avería acarreó miles de dólares en pérdidas materiales, utilidades, pago de horas extras al personal destacado día y noche en el lugar y miles de galones de agua perdidos.

Infraestructura obsoleta

Los salideros son comunes en Luquillo. El de la semana pasada, de seguro, se repetirá por el avanzado deterioro de la infraestructura de la AAA.

“El problema con el pueblo de Luquillo es que está al nivel del mar. Esa tubería está en el área de playa, donde se va deteriorando. Proyectos que se propongan para esa zona no hay uno a corto plazo ni siquiera a largo plazo por la situación económica de la agencia. Un proyecto de esa índole, de renovar esa tubería, es millonario”, dijo el ingeniero Dávila.

Por su parte, el ingeniero Dávila instó al pueblo y a los visitantes de la Ciudad del Sol a ser pacientes con el problema del descenso en la presión del agua potable en sus residencias.

“Seamos pacientes. Debido a la infraestructura actual es la presión que podemos suplir. Subir la presión nos cuesta y es oneroso. Hay que mantener menos presión y utilizar mejor los recursos de agua”.

Zona marítimo-terrestre

En 1797, año de la fundación de Luquillo, la playa estaba bastante retirada de la plaza de recreo y, por consiguiente, de la casa alcaldía y el templo parroquial. Entonces, no hubo consideración alguna a las regulaciones de la zona marítimo-terrestre porque ni siquiera se pensaba en eso.

La saliente secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, Carmen Guerrero, también reconoció que las construcciones costeras suponen averías como la registrada la semana pasada.

“Las construcciones en las costas en el pasado hicieron necesaria la instalación de tuberías de agua potable y sanitaria muy cerca de áreas de mar. Con el tiempo, pueden surgir averías que, aunque se corrigen con prontitud, pueden ocasionar inconvenientes a la ciudadanía. En el caso, de la avería ocurrida el martes en Luquillo, recomendamos a la ciudadanía que se mantenga en manos de las autoridades la reparación de ese tipo de infraestructura para lograr que se haga con la mayor celeridad posible y el menor impacto posible. Se recuerda que nadie debe extraer materiales de la corteza terrestre, como la arena, sin autorización previa del DRNA o las oficinas de permisos”.