El liderazgo y la ingobernabilidad

03 Jun

Por: Juan Fernando Cruz Torres

Conferenciante internacional, escritor y empresario

Recuerdo al exgobernador de Puerto Rico Rafael Hernández Colón usar y poner de moda la expresión de la ingobernabilidad para referirse a nuestro País. Aunque esto en algunos casos puede ser cierto, hay quienes utilizan el término para expresar su frustración y otros, para justificar su incompetencia como administración ante los desafíos y responsabilidades que confronta.

JUan Cruz JubileeEl término ingobernabilidad es utilizado eminentemente para describir el escenario de un país donde parece reinar el caos organizado, y en el cual es imposible llegar a consenso y unir voluntades para perseguir un propósito común.

Cuando miramos los estilos de liderazgo que hemos tenido como País en los pasados 30 años, ha imperado el favoritismo político o politiquería, el mollero o la imposición y la falta de transparencia, acompañados por la incompetencia y la mediocridad, es fácil comprender la ingobernabilidad. Claro, digo esto sin necesariamente pretender justificar la misma.

Y es que los niveles de tolerancia a la frustración tienen su límite. Dicen que “para muestra con un botón basta”, y precisamente, bastaría con echarle un vistazo a algunas de las principales agencias del gobierno como lo son:

AEE: Grupos de los dos principales partidos políticos, que han sido denominados por algunos como una especie de “Cartel del petróleo” (Gerenciales, unionados, proveedores, bonistas) con intereses creados impiden su transformación. Por tanto, no importa cuánto baje el costo del petróleo o las fuentes de generación más económicas que se identifiquen, no pueden bajar el costo a los abonados para cumplir con el nivel actual de compromisos y gastos.

DEPARTAMENTO DE HACIENDA: Es incapaz de recaudar las contribuciones (IVU y otros) a los evasores, y por consecuencia sobrecarga, penaliza y persigue a los que pagan.

LEGISLATURA: El protagonismo, las luchas de egos y de poder no les permiten anteponer el bienestar del pueblo a sus propios intereses, y junto a las agencias anteriormente mencionadas, mantienen de rehén al ciudadano de a pie. Dicho sea de paso, la unicameralidad, por ejemplo, sigue durmiendo “El sueño de los justos”

Lo mencionado anteriormente a manera de ejemplo acerca de algunas agencias, es nuestra tragicomedia de cada día como país. En conclusión: “Al más calvo le arrastra el pelo”, y los gobiernos (políticos) son quienes convierten ingobernables a los países, cuando no hacen un uso adecuado de los recursos, y los ciudadanos se hastían de ser sometidos a atropellos y engaños.

Los mejores líderes saben que astucia y sagacidad no son sinónimos de engaño ni de manipulación, y que respetar la inteligencia primaria del pueblo es indispensable para el bienestar colectivo y la credibilidad.  Un ABC que, sin lugar a dudas podría ayudarnos como País en la recuperación añorada sería:

TRANSPARENCIA: Dejar de creer que el pueblo es ignorante  y actuar de manera franca, tanto ante los demás organismos involucrados y afectados, como con el ciudadano.

PRIORIZAR Y DAR EL EJEMPLO: Si el gobierno (El ejecutivo, la legislatura y rama judicial) piden sacrificio del pueblo, debe dar el ejemplo reduciendo significativamente gastos, consolidando operaciones de agencias y municipios, congelando plazas de empleados que se retiran y eliminando contratos innecesarios de proveedores y renglones de gastos como el de publicidad y la operación administrativa fuera de año eleccionario de la Comisión Estatal de Elecciones.

SER EFICIENTE: Exigirle a los jefes de agencia que reduzcan el gasto e incrementen la eficiencia de ciertas agencias, en no menos de 25% (ej. 10-15%) anual combinado, hasta alcanzar unos niveles satisfactorios de excelencia.

Coincido con los que piensan que es hora de sanear el gobierno, y que los políticos inescrupulosos y mediocres que hacen a nuestro País “INGOBERNABLE” salgan del servicio público, y elegir líderes que respondan a los mejores intereses del pueblo. Nos corresponde a nosotros que eso sea una realidad.