El ‘sexting’ distrae a la juventud

27 Jul

Por Jaime Torres Torres
Especial para Presencia

En una sociedad posmoderna, con la tendencia a sexualizar hasta la cotidianidad misma, con acceso a la pornografía con solo un ‘click’, el auge del ‘sexting’ o las fotos de desnudos enviados por mensajes de texto desde teléfonos inteligentes mantiene en vilo a las autoridades que observan, a veces con dejos de impotencia, su generalización entre preadolescentes y jóvenes.

(Foto/Suministrada)
(Foto/Suministrada)

Se conocen casos de menores sosteniendo relaciones íntimas mientras compañeros de estudio los filman y retratan con sus celulares para posteriormente distribuir los contenidos, cruzando así, por desconocimiento o deliberadamente, la línea fina entre lo que se considera un acto inmoral y lo que es distribución de material pornográfico.

“El caso es que cualquier menor que envíe la foto no incurre en delito, pero si la toma un menor que al cumplir los 18 años tiene las fotos y las envía pues incurre en un delito federal por distribución de pornografía”, dijo, en entrevista exclusiva, Elio González Torres, recurso de crímenes cibernéticos reconocido recientemente por el Negociado Federal de Investigaciones (FBI), cuyo Ministerio Diktya está disponible para conferencias de orientación a través del 787-463-6761.

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González Torres, quien se dedica a dictar charlas en escuelas, reveló que hay una investigación en curso de dos menores de la Escuela Vevé Calzada de Fajardo que usaron sus celulares para retratar sus partes íntimas y enviar las imágenes a sus compañeros.

“En Río Grande me llamaron de la escuela elemental Rafael de Jesús para dar una conferencia porque algunas niñas van a los baños, se quitan la ropa y se tiran las fotos”, dijo el recurso del FBI al opinar que la incidencia en el ‘sexting’ ocurre por la falta de supervisión de los padres y tutores que facilitan tecnología a sus hijos menores de edad.

El experto en crímenes cibernéticos alertó que el ‘sexting’ y el acceso de los preadolescentes y jóvenes a las redes sociales los convierte en carnadas fáciles de depredadores sexuales o individuos inescrupulosos que promueven el turismo sexual y la trata de niñas.

“El caso de la hija del alcalde de Corozal, Sergio Torres, es público. No la obligaron, ella posó y, según la investigación, el novio tomó la foto y era menor. No pudieron hacer nada por eso”

¿Son enfermos sexuales?

La Universidad de Michigan, según reportó la revista Journal Of Adolescent Health, condujo una encuesta entre alrededor de cuatro mil jóvenes de ambos sexos, entre los 18 y 24 años, que reveló que el ‘sexting’ es común, pero no lo asocian con trastornos emocionales o comportamientos sexuales de alto riesgo.

No obstante, acá el año pasado el Colegio de Trabajadores Sociales de Puerto Rico informó que aparentemente más del 85% de los niños entre 7 y 8 años son expuestos a la práctica del ‘sexting’ por el simple hecho de recibir un teléfono inteligente de sus padres.

En declaraciones exclusivas para Presencia, la sicóloga clínica, especializada en niños y adolescentes, Grisel Rodríguez, aclaró que no hay estudios contundentes sobre el ‘sexting’ en Puerto Rico y que su práctica entre adolescentes es más por entretenimiento.

“Es increíble la cantidad de gente adulta que también lo hacen. De 50 y 60 años, que publican sus fotos, como les da la gana, en busca de pareja. Es un delito porque es una exposición deshonesta”, afirmó Rodríguez.

A preguntas de si estas prácticas entrañan alguna patología en la sociedad posmoderna del siglo 21 en Puerto Rico y el mundo, Rodríguez respondió que sí.

“Definitivamente, tenemos un patrón de enfermedades mentales, relacionadas a la sexualidad. Independientemente de lo que hablan por ahí de los asuntos relacionados a la liberación, una pareja que mantenga su relación sexual en privado, bajo las condiciones adecuadas que hayan decidido tener, eso es cuestión de cada quien. El problema es cuando aparece en público, porque eso ni le importa ni le interesa a nadie”, sostuvo.

A juicio de la sicóloga, sin aludir al caso de las fotos comprometedoras y escandalosas de un exsenador novoprogresista que luego salió del ‘closet’, la persona que se retrata desnuda presenta “pobre autoestima, inseguridad y una vida sexual poco saludable”.

Fallido proyecto de ley

En junio de 2009, el senador Antonio Faz Alzamora, que semanas atrás se acogió al retiro, presentó el proyecto 921 que refirió a las Comisiones de lo Jurídico Penal, de Banca, Asuntos del Consumidor y Corporaciones Públicas para crear la Ley contra el Texnudismo para evitar que los menores hicieran uso indebido e imprudente de los aparatos electrónicos de telecomunicación y las empresas advirtieran que la práctica del ‘sexting’ era ilegal. Pero, como muchos proyectos, literalmente no llegó a primera base en la Cámara de Representantes por la presión de grandes intereses comerciales y financieros.

Así las cosas, aunque no hay estadísticas, el fácil acceso a la tecnología móvil incide en que la modalidad del ‘sexting’ se generalice entre adolescentes, a quienes les protege precisamente el hecho de que son menores de edad.

La sargenta de la División de Delitos Sexuales y Maltrato de Menores del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) en Fajardo, Marielisa Medina, informó a Presencia que la mayor parte de los casos, cuando se envían fotos a menores de edad, se manejan “como pornografía”.

“En lo que va de año tengo como cinco o seis casos de pornografía de fotos por mensajes”, dijo Medina.

Cuando un menor toma la foto y la distribuye, el CIC ocupa el teléfono celular e investiga las razones. “En la mayoría de los casos es una persona adulta que solicita las fotos, pero entre menores esto sucede y no es un delito, sino una falta”, explicó.

A un menor procesado por distribuir fotos pornográficas se le radican ‘quejas’, no cargos. Por ser menor, no se afecta su expediente de antecedentes penales. “Se va a Ayuda Juvenil y de ahí al Procurador. Se hace el mismo procedimiento porque se ocupa el celular y se baja la información que almacena”.

La agente Medina hizo hincapié en que la supervisión de los menores es indispensable para evitar sinsabores.