Fundación Triple-S apoya al Banco de Alimentos en su lucha contra el hambre

19 Dec

SAN JUAN – La Fundación Triple-S apoya al Banco de Alimentos con voluntariado de los empleados de Triple-S y un donativo de $25,000 para combatir el hambre en la Isla.

“La falta de acceso a alimentos es una realidad para uno de cada tres puertorriqueños y este es uno de los principales factores sociales que afectan la salud de las personas. En Fundación Triple-S nos hemos propuesto promover la seguridad alimentaria en nuestro país y lo estamos haciendo en dos vertientes, apoyando la agricultura local para asegurar la producción de alimentos frescos y nutritivos y uniéndonos a organizaciones como el Banco de Alimentos que trabajan directamente con quienes no tienen recursos para adquirir comida”, expresó Ivelisse M. Fernández, directora ejecutiva de la Fundación Triple-S.

“En estos días cuando es tan importante dar gracias y apoyo, agradecemos inmensamente a la Fundación Triple S por su generoso donativo al Programa Mochila Alegre. Este nos permitirá continuar entregando Mochilas con 15 libras de alimentos durante los fines de semana a 810 niños de 3 a 12 años que dependen del comedor escolar para recibir, en la mayoría de los casos, su única comida del día. Gracias también por el ejército de voluntarios de Triple-S que con su trabajo contribuyeron a proveerle alimentos a los enfermos, envejecientes y necesitados en esta época Navideña”, presidenta del Banco de Alimentos

Además del donativo en metálico, Triple-S también está poniendo a la disposición del Banco de Alimentos la colaboración de sus empleados interesados en esta causa a través de 4 Horas Valiosas, su programa de voluntariado. Este programa ofrece a los cerca de 4,000 empleados de Triple-S que quieran hacer trabajo voluntario cuatro horas al mes —pagadas por la empresa— para dedicarlas a la causa social de su preferencia.

Fernández señaló que entre los proyectos del Banco de Alimentos que más han llamado la atención de la fundación se destacan las iniciativas que atienden a los niños y los adultos mayores, dos de las poblaciones más vulnerables a la inseguridad alimentaria.