La acción de dar gracias

26 Nov

Por: Sonny Falú / Para Presencia A mí, entre las cosas que me sacan ‘el mostro’ (bien duro, como dice mi ahijado Joey), es escuchar a la gente hablar del “Día del Pavo”. Por favor,  ¿un día con un nombre y concepto tan hermoso como Día de ACCIÓN DE GRACIAS lo reducimos al trozo de carne que vamos a engullir (tragar)? Definitivamente ME SACA EL MOSTRO, punto… (Y hablando claro, al pavo lo matamos y nos lo comemos… ¿Es su día?)

Sonny Falú (Foto/Suministrada)
Sonny Falú (Foto/Suministrada)

Ese día, verdaderamente, no es simplemente un día de AGRADECER, sino de LA ACCIÓN DE… Acción de Gracias es un ESTILO DE VIDA, y ese día, si entiendo bien el nombre,  es un día no de DAR GRACIAS (eso se supone que lo hagamos todos los días), sino un día de CELEBRAR el vivir agradecidos.

Yo no tengo problemas con el comer pavo, pero el alimento del día NO ES LO IMPORTANTE. Podemos comer “corned beef” o bacalao, lo que no se debe olvidar es CELEBRAR EL AGRADECIMIENTO.

Además de orar (rezar), en la mesa de la cena, contemos historias propias y de otras personas que han experimentado todo lo que trae vivir  vidas de hospitalidad, servicio, bienquerer y bienhomia (agradecimiento en acción). O sea, ese día regalemos a nuestros familiares y amigos, “mapas” de cómo se viven vidas buenas. Para ustedes, mis lectores, AQUÍ VA LA MÍA:

Una noche tormentosa hace ya muchos años, un matrimonio mayor de edad entro al “lobby” de un pequeño hotel  en Filadelfia…Afuera, llovía a cántaros y por lo tanto la visibilidad para los conductores era casi nula. Ellos iban de paso, pero la sensatez les decía que era mejor detenerse y continuar su marcha en la mañana.

En aquel lugar solo se hallaba un empleado: el conserje, que en las noches hacia las veces de recepcionista. “¿Puede darnos un cuarto?”, fue la pregunta.

El empleado, un hombre atento con una cálida sonrisa les dijo: “Hay tres convenciones simultáneas en Filadelfia… Todos los cuartos en nuestro hotel y los otros están ocupados”.

El matrimonio se angustió pues era difícil que a esa hora y con el tiempo horroroso que había fuesen a conseguir dónde pasar la noche. Luego de unos segundos, el empleado les dijo: “Miren, no puedo enviarlos afuera con esta lluvia, si ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propio cuarto. Yo me arreglaré en un sillón de la oficina”. El matrimonio lo rechazó, pero el empleado insistió de buena gana y finalmente terminaron pasando la noche en el modesto cuarto. A la mañana siguiente, al pagar la factura el hombre se despidió diciéndole: “Usted es el tipo de Gerente que yo tendría en mi propio hotel.  Quizá algún día construya uno y quisiera que usted fuera su gerente”. El conserje tomó la frase como un simple cumplido y se despidieron amistosamente.

Dos años después el conserje recibe una carta del hombre, donde le recordaba la anécdota y le enviaba un pasaje ida y vuelta a New York con el pedido expreso de que los visitase. Con cierta curiosidad el conserje no desaprovechó esta oportunidad de visitar gratis New York y concurrió a la cita.

La primera noche, al llegar, luego de cenar y  dar un paseo en carro por el “downtown” neoyorquino, el anfitrión  llevó su invitado a la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34 y señaló con el dedo un imponente edificio de piedra rojiza y le dijo:.. “¡Este es el Hotel que he construido y quiero que usted sea su gerente!”.

El conserje miró anonadado y atinó a balbucear: “¿Usted me está haciendo una broma, verdad?” “Puedo asegurarle que no”, le contestó con una sonrisa cómplice el anciano.

…Y así fue como WILLIAM WALDORF ASTOR contrató al primer gerente del hoy archifamoso hotel WALDORF ASTORIA,  el conserje de la noche lluviosa: GEORGE C. BOLDT.

Si agradecido se sintió Don William, imagínense cómo se habrá sentido George… Máxime cuando esa elocuente muestra de agradecimiento venía en respuesta  a una acción que para él no había representado mayor esfuerzo; ERA SU ESTILO DE VIDA: SERVIR… ¿Moraleja?…

“SI QUIERES COSECHAR MAÍZ, SIEMBRA MAÍZ, NO HABICHUELAS”.  –Celebra–