La casa de Dios

03 Dec

Por: Livio Ramírez del Ministerio Dios Habla Hoy

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La Biblia se refiere al templo de Jerusalén como casa de Dios, santuario o tabernáculo; es el lugar de adoración a Dios que el rey Salomón construyó para que el Señor habitara en su casa. Existen varias razones por las cuales el pueblo de Dios debe asistir a la casa de Dios. Primero: porque es un mandato divino. Así lo ordenó Dios cuando el pueblo iba a poseer la Tierra Prometida. El lugar que el Señor vuestro Dios escogiere para poner allí su nombre, ése buscaréis, y allá iréis. (Dt. 12:5) Segundo: porque la casa de Dios es un refugio en tiempo de dificultades. El rey Ezequías fue a la casa de Jehová cuando el rey de Asiria subió contra todas las ciudades de Judá y las tomó. Esa entrada del rey Ezequías a la casa de Dios, y su clamor ferviente, hizo que el Señor inclinara su corazón a favor de su pueblo, y dijo: Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo. (2 R. 19:34)

La tercera razón para asistir a la casa de Dios es porque es un lugar de instrucción; allí se enseña todo lo relacionado a la vida del creyente. El salmista David dice: Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. (Sal. 122:1) El profeta Miqueas, refiriéndose a los tiempos finales, declara: Acontecerá que en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y correrán a él los pueblos, vendrán muchas naciones y dirán: Venid y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas. (Mi. 4:1-2) La cuarta razón por la que debemos asistir es porque fue el ejemplo que nos dejó Cristo; Él la visitaba todos los días. El apóstol Lucas, refiriéndose, a Él dice: Vino a Nazaret, donde se había criado; y en día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre. (Lc. 4:16)

La quinta razón por la cual debemos asistir a la casa de Dios es porque fue el ejemplo que nos dejaron los apóstoles. Luego de la ascensión de Cristo, los apóstoles estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios, según narra también el apóstol Lucas. Además es en la casa de Dios donde, unánimes y juntos, se comparte la santa cena instituida por el Señor Jesús, y donde se ponen de manifiesto los diferentes dones repartidos a los creyentes por el Espíritu Santo de Dios. Hoy te invitamos a imitar al Salmista al declarar: Una cosa he demandado de Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. (Sal. 27:4)