La enfermedad renal permanente…. la diálisis no es para todo el mundo

04/17/2013

Por: Dr. Rafael Burgos Calderón, M.D. (Nefrólogo)

Al vivir más que nuestros antepasados, nos acompaña el envejecimiento, la Hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, el Cáncer, la Enfermedad Renal Crónica (ERC), y la Diabetes Mellitus; una de las enfermedades crónicas que hace estragos a la población.

(Foto/Archivo)
(Foto/Archivo)

Casi la mitad de las personas con Diabetes Mellitus desarrollarán algún tipo de daño renal. Lo podemos saber utilizando una nueva clasificación de la ERC, que identifica en qué etapa de función renal se encuentra la persona. ésta puede variar desde normal, leve, moderado y daño renal permanente.

En la etapa severa, conocida como V (Estadio V) y Enfermedad Renal Permanente (ERP), conocido con las siglas en inglés ESRD, los riñones dejan de funcionar y no se puede conseguir el balance entre las sustancias tóxicas y las buenas en nuestro cuerpo.

En esta etapa se acumulan las sustancias tóxicas y se establece el estado de toxicidad que puede, eventualmente, causar la muerte a personas con esta condición. No obstante, la diálisis es una opción, aunque no es para todo el mundo; es una decisión personal del individuo, su médico, y posiblemente, sus familiares.

Ante de la decisión de cuál es la mejor opción a seguir, enumeramos las siguientes opciones:

  • No hacer nada y esperar la muerte sin ninguna ayuda.
  • Aceptar la diálisis, conociendo las ventajas y desventajas.
  • Aceptar el trasplante renal, si la persona es candidata.
  • No aceptar diálisis, ni trasplante renal y seleccionar un tratamiento conservador con la ayuda de un equipo multidisciplinario.

Debido a la importancia de esta decisión, se ha diseñado un programa integrado multidisciplinario que tiene los siguientes componentes:

  1. Se evalúa inicialmente la capacidad cognoscitiva, impedimento funcional y fragilidad de la persona.
  2. Se dialoga con el paciente sus metas, plan de vida, y se explora el conocimiento de la persona sobre su estado de salud, y expectativa de vida.
  3. Se educa al paciente sobre el impacto de la diálisis en su función mental y física, y los efectos de ésta.
  4. Se le informa a la persona el pronóstico de su condición con o sin diálisis.
  5. Se le presentan las opciones de tratamiento.
  6. Se establece un plan de acción.
  7. Basado en el plan de tratamiento se cumplimentará las directrices avanzadas.

Hay que aceptar que la expectativa de vida disminuye grandemente especialmente en las personas que llegan a esta etapa sobre los 65 años de edad y sufren de esta condición.

Vivir la vida es tomar acciones en pleno conocimiento de su impacto en nuestras vidas.

Adaptado de la fuente bibliográfica: An Integrative Approach to Advanced Kidney Disease in the Elderly: Advances in Chronic Kidney Disease. Vol. 17, Núm. 4 (julio de 2010).