Opinión: La moda de tenerle miedo a Donald Trump

27 Jan

Juan José Díaz Díaz
Especial para Presencia

Los que me han seguido en mis artículos de opinión, saben que una de las cosas que más me hacen refunfuñar es: la ‘moronería’.

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. (Foto/Suministrada)

Decía Albert Einstein: “Todos somos ignorantes. Solo que no todos ignoramos las mismas cosas.” Einstein tenía razón, pero eso no quita que hay situaciones que revientan a uno, porque son mucho más un síntoma de ignorancia; son una ‘moronería’. Para ponerlo en justa perspectiva, hablemos del miedo que de pronto los puertorriqueños le han cogido al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El primer comentario absurdo que leí en las redes, por parte de un hermano boricua, fue: “Ya juramentó Donald Trump. Tengo miedo a ser deportado.” Pero… es que los puertorriqueños somos ciudadanos americanos. Eso pa’ empezar. Segundo, a los que amenazó Trump con deportar fue a los inmigrantes ilegales, y los boricuas no somos ninguna de las dos; ni inmigrantes, ni ilegales.

Otro argumento que escucho, es que “¡ay! pobrecitos mexicanos, que Donald Trump les va a quitar el derecho a vivir en los Estados Unidos.”

Bueno, yo tengo amigos mexicanos y los respeto muchísimo, pero ellos, ni ningún otro ciudadano de otro país, que no sea ciudadano americano, tiene el “derecho” a vivir en los Estados Unidos. Por cierto, cuando uno revisa el trato que las autoridades mexicanas le dan a los inmigrantes guatemaltecos que llegan ilegalmente a México, nota que están predicando la moral en calzoncillos. Las historias, en su mayoría, terminan en tragedia. ¡Ah! pero ellos sí “tienen derecho a cruzar la frontera hacia los Estados Unidos, y quedarse viviendo en nuestra nación, aun sin convertirse en ciudadanos americanos. O sea, “ilegalmente”.

Pero vamos más lejos. ¿Cómo tratamos aquí (en Puerto Rico) a los dominicanos y haitianos que llegan ilegalmente? Lo primero es que los tildamos de brutos y nos referimos a ellos peyorativamente a diestra y siniestra, para luego enviarlos calientitos de regreso a su patria. ¿Que no todos los puertorriqueños actuamos así? Cierto, pero un gran sector sí, y eso lo sabemos todos. Pero si Donald Trump se refiere de esa manera a los inmigrantes ilegales en los Estados Unidos, vemos la paja en su ojo, mientras olvidamos la viga de ‘Steel and Pipes’ que tenemos en el nuestro.

Yo soy demócrata, y si hubiese tenido la oportunidad habría votado por Hillary (Clinton). Pero no por eso voy a caer en el jueguito este de decir que Donald Trump es el anticristo, y que tratará de expulsar de la nación a todo el que tenga un tono de piel tirando a marrón, o el pelo como el brillo de fregar.

Sí, es cierto que el discurso de Donald Trump fue uno que promovió grandes divisiones en el país. No estoy aquí para defenderlo, ni cosa que se parezca. Sin embargo, tampoco me voy a prestar para demonizarlo con argumentos absurdos que, sobretodo, son ‘moronerías’, que nada aportan.

¿Queremos criticar a Donald Trump, porque no nos gustan las cosas que dice? ¡Totalmente legítimo! Lo que no me parece legítimo es querer estar “in”, a base de disparates o porque ahora la moda es tenerle miedo a Donald Trump.