Mi Mundillo: Aprende a darle Send a tus mensajes

26 Mar

Por: Gina Delucca/ Para Presencia
Escritora Invitada

Casi siempre lo dice en inglés. Son pocas las computadoras o los celulares que tienen el comando de “Enviar” en español. “Send” suele ser más común y aquí en Puerto Rico, que somos bilingües en una gama de grises.

Quizás la primera vez que hablamos por celular nos dio trabajo acostumbrarnos a que no sólo había que discar, había que dar “Send” para que el número finalmente se marcara. Igualmente cuando comenzamos en correo electrónico y redes sociales, el “Send” nos cogió de bobos una sola vez, aunque lo asimilamos enseguida.

Pero en la vida real, cotidiana, emocional y espiritual, el “Send” tiene otro sentido. Hacemos, sentimos, pensamos, deseamos muchas cosas, pero se quedan en el “Outbox” del “yo quisiera” y nunca le damos “Send”. ¿Será que no sabemos a quién enviárselo? ¿Será que no sabemos que a esas cosas también hay que darle “Send”, en el sentido amplio de la palabra? ¿Será que no estamos dispuestos a asumir el riesgo y la responsabilidad—y también las consecuencias—de canalizar con acción y perseverancia eso que anhelamos?

Dice el viejo refrán que de los cobardes nada se ha escrito. Si quieres un aumento de sueldo, el cual mereces y sabes que hay presupuesto, pídelo, dale “Send”. Si no se te da, al menos trataste. Si ves que tu ser amado está guapísimo o guapísima, anda, díselo, dale “Send” al piropo. Si ves que algo puede mejorar y crees que tiene solución, prepara ese comentario para que no sea ofensivo ni fuera de lugar, y entonces dale “Send”.

Con Dios hay que saber usar el “Send” también. Está escrito que debemos pedir y se nos dará. Pero también está escrito que debe ser en nombre de Jesús y que pidamos cosas razonables dentro de lo que sabemos que a Dios le agrada. Además, las posibilidades de que esa petición sea complacida a veces dependerán de si estás o no en “good standing” con Dios. Eso no le quita que debemos tratar y darle “Send” a nuestra petición. Pero lo diferente es que  debemos apretar el botón que dice “Send/Receive”. O sea, estar dispuestos a “Receive” de Dios lo que Él tiene que decir sobre nuestra petición. Él nos enviará alternativas, razones, interrogantes, y en muchos casos, por supuesto, complacerá nuestras peticiones; a veces con soluciones aún mejores de las que se nos puedan ocurrir.

Es cuestión de balance, como todo. No es dar “Send” a lo loco. También hay que saber qué dejar en el “Outbox” por un tiempo hasta que llegue el momento de dar “Send”.

Anda, esta Cuaresma, dale “Send” a los deseos de servir al prójimo. Dale “Send” a tu necesidad de tener más comunión con Dios. Dale “Send” al perdón y al arrepentimiento también. Cuando tu “Outbox” se vacíe, sentirás que se fue una gran carga de tus hombros. Sólo toma unos segundos dar “Send”.

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