No hagamos la guerra, hagamos el amor…

10/16/2013

Por: Javier Donate y Cindy Stalker / Para Presencia
www.JavierDonate.com
(787)643-4709

Son las diez de la noche, Marcos y Amarilis se retiran a su habitación luego de una semana muy atareada. No hay velas, no hay música romántica y ni siquiera hay deseos de intimidad. Definitivamente hoy no es la noche apropiada para hacer el amor. ¿La razón? Hace menos de tres horas comenzaron a discutir en forma acalorada en medio de gestos, reproches y hasta unas cuantas palabras soeces de parte de ambos.

Javier Donate y Cindy Stalker. (Foto/Sumunistrada)
Javier Donate y Cindy Stalker. (Foto/Sumunistrada)

No hay duda de que los conflictos son inevitables en la relación de cualquier pareja. En determinado momento surgirán fricciones debido a puntos de vista encontrados, aún cuando ames a la otra persona con todo tu corazón.

Estas “peleas” matrimoniales pueden afectar severamente la relación si no se saben manejar en términos de frecuencia, intensidad y la forma como se manifiesta la incomodidad o el enojo.

¿Entonces qué hacer durante esos encuentros bélicos inminentes? Es vital establecer lo que hemos llamado “Reglas de Guerra”.

La reglas de guerra

Las reglas son útiles en todos los ámbitos del orden social. Curiosamente existen reglas hasta para la guerra. La comunidad internacional se ha puesto de acuerdo para sancionar las prácticas de aquellos países que se involucren en conflictos bélicos. Por ejemplo, algunas acciones inapropiadas según el consenso internacional son el genocidio, el terrorismo, la tortura, atacar a civiles no combatientes (en especial a niños, periodistas o personal de organizaciones de ayuda humanitaria).

De la misma forma un matrimonio debe definir sus propias reglas de guerra y atenerse a ellas en los momentos que estén incómodos o enojados el uno con el otro. Esto ayudará a que sus diferencias se resuelvan con madurez y que en lugar de crear debilidades, la relación y la pasión de la pareja se fortalezca.

Mi esposa y yo hace muchos años definimos la forma en que íbamos a enfrentar nuestras diferencias, al mismo tiempo que desarrollamos nuestro propio código para “pelear” productivamente. Lo hemos tratado de observar lo mejor posible. Queremos compartirlo con ustedes, esperando que les dé el mismo buen resultado que nos ha dado a nosotros en nuestros 23 años de matrimonio.

  • Seleccionaremos nuestras batallas ya que no vale la pena discutir por todo.
  • Jamás mencionaremos la palabra divorcio.
  • Nunca nos iremos a dormir enojados el uno con el otro.
  • Nunca dormiremos en camas o habitaciones separadas, por causa de una pelea.
  • No utilizaremos malas palabras, y mucho menos la violencia física.
  • No traeremos a colación cosas del pasado.
  • Nos enfocaremos más en la solución que en el problema.
  • No pretenderemos tener siempre la razón.
  • Aprenderemos a pedir perdón y perdonar.

El no aprender a manejar esas emociones negativas en los tensos momentos de diferencias matrimoniales puede terminar en tragedias.  Estamos cansados de ver noticias de esposos que asesinan a sus esposas frente a los hijos y luego se suicidan.   Es hora de ser efectivos al momento de resolver nuestros conflictos de pareja.