Opinión: “The times, they are a-changin” (Vídeo)

19 Oct

Por Gina Delucca
Escritora Invitada

Poeta del slang. Cantautor con matices de profeta. Bob Dylan cantó hace 53 años que los tiempos estaban cambiando y que teníamos que aguzarnos. Tanto han cambiado los tiempos que precisamente él, sin carrera literaria, se acaba de ganar el Nobel de la Literatura. La obra de Dylan desafió las obras de las claques de literatos y las castas académicas. Varios novelistas se quedaron puyús esperando el premio y no vacilaron en salir a criticarlo. Ja ja, envidiosos. Como dice el refrán: “Al árbol que da frutos, todos le tiran piedras”.

Bob Dylan. (Foto/Suministrada)
Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura 2016. (Foto/Suministrada)

Pues ese árbol sí que dio muchos frutos. Con más de 450 canciones escritas, 65 álbumes publicados y sobre 120 millones de discos vendidos, Bob Dylan a los 75 años se ha ganado 12 Grammys, 1 Oscar y 1 Golden Globe, mención en el Pullitzer, ha recibido dos doctorados honoris causa y ha sido inducido a casi todos los Hall of Fames. Y es que Dylan fue un protagonista del cambio de los tiempos. Este iconoclasta, y también rebelde con muchas causas, desde los tempranos años 60 cantó sobre la paz y contra la guerra, sobre los refugiados, el abismo generacional, las diferencias sociales, la indiferencia hacia el sufrimiento de otros y por supuesto, cantó al amor en todas sus formas. Su voz rústica, su físico descuidado y su llamativo gancho para agarrar la armónica mientras tocaba la guitarra, contrastaban con los lindos rostros de otros cantantes populares de sus tiempos; mas aún así logró colocarse en un indiscutible pedestal como compositor y como ícono de una era. Su estilo combinaba –o debiera decir, combina— el lenguaje común y corriente con metáforas rebuscadas y a veces punzantes. Dylan es libre, genuino, atrevido y los tiempos, eternamente cambiantes, le han dado su gran día. Y cabe mencionar que en su lírica, Dylan no vaciló en utilizar alusiones a la Biblia, incluido el Nuevo Testamento, pues en una etapa de su carrera y su vida este judío de Minnesota profesó la fe cristiana.

En diciembre, cuando reciba en sus manos el premio, representará sin duda a todos los compositores que con su pluma han trascendido el umbral de lo que exige su industria, para elevar a la inmortalidad un canto sincero, profundo y con propósitos. Me vienen muchos a la mente, pero no los mencionaré, pues no quiero ser injusta incluyendo sólo a mis favoritos. Las buenas canciones sí son poemas y también los buenos poemas deben cantarse.

Los tiempos siguen cambiando. Mirando a simple vista con el lente cercano vemos que en Puerto Rico hay dos mujeres candidatas a gobernadora y también dos a comisionada, con una candidata a presidenta también en el panorama. Hay más derechos, más libertades y más igualdad, pero siguen otros males que Dylan denunció: niños con armas, desigualdad social, muerte de inocentes, falta de principios morales, y la lista sigue y seguirá. Los tiempos han cambiado, para bien y para mal. Es tiempo de que nuestras conciencias también cambien y se alineen con lo que nunca cambia ni cambiará: los valores y la fe.

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