Por: Pastora Patricia De Guzman / Para Presencia
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Eclesiastés 3:1-15 nos detalla perfectamente que todo en la vida requiere de un tiempo.

Hay un tiempo específico para todo: Hay tiempos de siembra y cosecha; tiempos hablar y de callar; tiempo de crecer y de menguar; tiempo de llorar y tiempo de reír…

En fin, hay que aprender a esperar ese tiempo perfecto que Dios ha diseñado para cumplir un plan específico en nuestras vidas. La pregunta es: ¿cómo sabemos cuándo es el tiempo perfecto de Dios para nosotros comenzar a accionar y  hacer lo que Dios ha puesto en nuestro corazón?

Muchas veces no nos atrevemos a hacer las cosas simplemente porque estamos esperando una y otra confirmación para comenzar a hacerlo. Oramos, ayunamos, le pedimos a otros que oren por nosotros, le pedimos un sinnúmero de veces a Dios que abra puertas, que nos muestre, que nos diga cuándo… Sin embargo, sigue esa pasión dentro de nuestro corazón creciendo y creciendo.

Cuando Dios pone en nuestro corazón el querer como el hacer, es porque es el tiempo perfecto que Dios ha preparado para nosotros comenzar. Una vez Dios pone pasión y nos regala dones, talentos y habilidades, es porque ya estamos listos para comenzar a ejercer ese llamado que Dios nos hizo. No hay que esperar, hay que accionar.

La Fe sin Acción no tiene resultados. Dios  ya nos regaló su gracia y favor, y puso en nuestro corazón lo más importante: Pasión. Queda de nosotros lanzarnos, creerle y ponernos en acuerdo con Dios para realizar el propósito de Él para nuestras vidas.

No esperes; Acciona. Dios ya abrió camino, comienza a caminar.