Por : Gina Delucca
gina@mimundillopr.com
En la Universidad de la Vida ésta es una de esas clases requisito que nunca se pasa con A. Comenzando con la escasez, o como dirían en el campo, la “escasitud” de espacios, hay que darle F a algunos arquitectos e ingenieros. Diseñanunedificio para 1000 personas con sólo 250 parkings. A veces la proporción es más ridícula, pues tenemos edificiosconstruidos específicamente para entidades gubernamentales que dan servicio a la comunidad con cero estacionamientosparavisitantes. Te dirán que sí, que hay parking disponible, pero ¿pagando cuánto? Cada centavo cuenta en tiempos de recesión. Ahí es que la gente acabaenjorqueteando las gomas de su guagua encima del encintado, tapandoentradas a diestra y siniestra, haciendo parking doble y hasta triple en plenaavenida o callesita.
A esto se le añaden los diseñadores de parkings que queriendo ser más eficientes, reducen por unas pulgadas cada espacio de vehículo. O sea que sólo cabencarritosjaponeses y motoras. Esto provoca que se desencadene una serie de aberracionesparkinísticas, como el efecto dominó de los espacios, que lleva a muchos a ocupar dos (sin querer o queriendo) a pillar al del lado para que no pueda abrir su puertas; y aunque no lo admitan, a arrepentirse de tener guaguas grandes, difíciles de acomodar y que drenan los bolsillos.
A veces los errores de diesñotrascienden lo cuantitativo. Se diseñanlotes para estacionar sin un solo arbolito que dé sombra. O si los siembran, es lo más lejos posible del edificio. Esos espacios son tomados por los empleadosmadrugadores y allá los clientes que se achicharren en su hornoportátil.
Puedeque hagan parkings bajo techo, pero a veces es en otro edificio, tan lejos que te tienes que mojar si llueve o sudar si hace sol. (Hello, Minillas!) O puede que el parking bajo techo esté contiguo al edificio principal, pero no haya ni un techito, ni siquiera una cortinita o un toldito entre los dos, de manera que siempre te vas a mojar.
Entonces tenemos el caso de los comercios en las avenidas, los cuales—con permiso o a la cañona—hanconvertido las aceras en estacionamientos. Los vehículosgrandesacaban con su trasero en plenaavenida, ocasionando que los conductores tengan que cambiar de carril y causar tapones, embudos, choques y todo tipo de mal callejero. Hay que mencionar a los no-videntes e impedidos que tienen que a veces arriesgar su vida para ir de aquí a allá, gracias a los carros bloqueando la acera.
Hay un viejo refrán que dice “Dime con quien andas y te diré quién eres.” Pero en la realidad de la calleese refrán será: “Dime cómo te parqueas y te diré quién eres.”
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