Pavimentación de vida o muerte

22 Dec

Jaime Torres Torres
Especial para Presencia

LUQUILLO – Es un camino municipal accidentado, desnivelado y con hoyos que, entre el follaje, conduce a un destino insospechado, comparable tal vez con un pesebre: el lecho de don Hiram Avilés.

(Fotos por Jaime Torres Torres)

Como la precipitación es continua, el camino empeora, por lo que urge pavimentación.”

En el kilómetro 42.7 del barrio Juan Martín, en la guardarraya con Fajardo, contigua a la PR-3, está la casa del paciente de Alzheimer que lleva un año encamado, totalmente inconsciente, con gastrostomía y traqueotomía.

El ángel que lo cuida y no se despega de su lado 24/7 es su esposa Marilyn Acevedo.

El año pasado, durante la sequía que afectó al País, se suscitó un incendio en el lugar. Afortunadamente, don Hiram pudo ser trasladado al hospital.  “Por las condiciones en que estaban el pasto y la vegetación, el camino quedó inaccesible. Llegaron la defensa civil y los bomberos. Papi tuvo que ser movilizado en ambulancia”, relató Hiraida Avilés, una de las hijas del matrimonio.

Aunque meses atrás, personal de obras públicas utilizó una aplanadora para mejorar el camino vecinal, este se deteriora por la continua precipitación.

La familia recaba la ayuda de las autoridades desde la administración del pasado alcalde novoprogresista José ‘Nelo’ González.

“Personalmente, hablé con él y quedamos en que pasaría a ver las condiciones, pero nunca pasó. Como estamos en la colindancia de Fajardo, una vez mi papá hizo gestiones con Aníbal Meléndez, pero no pudo hacer nada porque estamos en Luquillo”, reveló Hiraida.

Cuando se alude a la situación en los medios regionales, reaparecen los empleados del alcalde popular Jesús “Jerry” Márquez. “Dicen que pavimentarán, pero se queda en promesas que no cumplen”, afirmó doña Marilyn.

Como la precipitación es continua, el camino empeora, por lo que urge pavimentación porque las enfermeras, trabajadores sociales, capellanes y médicos que visitan a don Hiram no pueden subir con sus autos.

“Hay otros caminos vecinales en el área que están pavimentados. Estamos gestionando esa ayuda”, dijo Hiraida.

El personal médico a veces sube a pie y en días de precipitación copiosa no lo hace por el riesgo de caídas y resbalones.

Incluso, el Hospicio Plena Serenidad, que asiste a don Hiram, de 70 años, ha enviado misivas al municipio y el problema, ni por haber sido 2016 un año de elecciones, recibió la atención necesaria.

“El camino está bastante crítico. Esto merece atención de inmediato. La trabajadora social María Ríos fue al municipio, pero nada se ha hecho”, denunció Maribella López, una de las enfermeras de don Hiram.

“Siempre tratamos de hacer lo más humanamente posible. Cuando llueve esto parece un río”, añadió.

A pocos días de la Navidad, si doña Marilyn e Hiraida Avilés pudieran pedir un regalo al Niño Jesús ese sería que le devuelva la salud a don Hiram. Pero están conscientes de los estragos de la enfermedad que lo mantendrá postrado en cama el resto de sus días.

Un posible regalo, sin embargo, es la pavimentación del camino para que, en caso de una emergencia, don Hiram pueda recibir la asistencia que lo mantendría con vida.