Pesadilla en El Yunque

04 May

Jaime Torres Torres
Especial para Presencia

RÍO GRANDE – La espectacular crecida del Río Mameyes, que la tarde del pasado miércoles arrastró a la joven Yamiled Benítez Berríos, cuya búsqueda al cierre de esta edición había sido suspendida por el personal de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (AEMEAD), ha tornado más evidente la falta de seguridad en el Bosque Nacional El Yunque.

(Fotos por Jaime Torres Torres)
(Fotos por Jaime Torres Torres)

A veces son las 6:00 p.m. y la valla que impide el acceso al área recreativa de la PR-191, con tramos en condiciones deplorables, sigue abierta.

En resumen:

  • La espectacular crecida del Río Mameyes, que la tarde del pasado miércoles ha tornado más evidente la falta de seguridad en el Bosque Nacional El Yunque.
  • El exceso de confianza de los turistas representa uno de los peligros más serios.
  • No existe una ley que establezca que las personas tengan que retirarse cuando las condiciones del tiempo son peligrosas.

Apenas se ven empleados del Servicio Forestal que guíen a los turistas que recorren las veredas de El Yunque, y cuando llueve copiosamente, como en días recientes a consecuencia de una vaguada estacionaria, no se activa una sirena ni se observan rondas de personal cualificado que oriente a las personas sobre la urgencia de abandonar quebradas y riachuelos ante los inminentes golpes de agua.

Este periodista se comunicó al Bosque Nacional El Yunque para obtener una reacción sobre recientes incidentes como la desaparición de Yamiled Benítez Berríos y los casos de otros turistas perdidos por las veredas, como los suecos Claes Nystrom y Julia Elhag.

Al cierre de esta edición, tras una solicitud a Lucy Cruz, asistente de Sharon Wannace, nueva supervisora del Bosque Nacional El Yunque, no fue posible conocer de cuánto personal dispone para atender las emergencias; si consideran instalar un sistema de alarmas para advertir de crecidas a las personas que frecuentan las áreas recreativas de Puente Roto y el Charco Angelito, por donde discurre el Río Mameyes, paralelo a un sector de la PR-988, que delimita las jurisdicciones de Río Grande y Luquillo, y si ponderan cerrar el acceso a El Yunque en casos extremos de precipitación e inundaciones.

Los peligros de El Yunque

El peligro más serio no lo representan las leyendas de supuestos extraterrestres y objetos voladores no identificados, sino el exceso de confianza de los turistas.

Nino Correa, director de la Unidad de Búsqueda y Rescate de la AEMEAD, dijo que las personas desafían las condiciones del tiempo. “Se les orienta para que se muevan; dicen que se irán; se quedan y bajan los golpes. No hay una ley que establezca que las personas se tengan que mover”.

Desde temprano el pasado miércoles 27 de abril llovió torrencialmente para El Yunque. El golpe del Río Mameyes, por donde –según Correa– bajó una presión de 11 mil pies de agua en menos de dos minutos, era inminente.

“Mucha gente dice que hace 25 años que no sucedía algo como lo que pasó. Ella (Yamiled Benítez Berríos) estaba en una ubicación y cuando bajó un segundo golpe ya era imposible. Esa muchacha debe estar muerta definitivamente. El personal que la busca se protege con equipo y aun así está expuesto a golpes. Imagínese una persona en traje de baño”, expresó Correa.

Por su parte, el alcalde de Río Grande, Ángel ‘Bori’ González, reconoció que urge aunar esfuerzos para ofrecer seguridad a los visitantes de El Yunque en la zona de la PR-988.

“Mi personal va a El Yunque dos o tres veces al día y alerta a la gente cuando van a cerrar. Pero el área afectada está por debajo del Portal de El Yunque. El personal de El Yunque tiene controles hacia arriba. Normalmente monitorean más arriba y no hay mucho control en el área de la PR-988, en Luquillo”, sostuvo el alcalde al reconocer que el personal del servicio forestal federal es escaso.