Reflexión: El día malo

21 Mar
(Foto/Archivo)

Karinna Bejarano

Tú, pues, en el día que tengas bueno, goza del bien, y prevente para pasar con paciencia el día malo; por que como Dios ha hecho aquel, así ha hecho este; sin que ningún hombre tenga justo motivo para quejarse. (Eclesiastés 7:14).

Todos pasamos alguna vez por un día malo y puede manifestarse de diferentes maneras; enfermedad, malas finanzas, perdida de un trabajo, problemas matrimoniales, etcétera.

La realidad es que la biblia nos habla de este día y vemos en este versículo como nos dice que estemos prevenidos a pasarlo con paciencia. Por otro lado, encontramos en Efesios 6:13 que, por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firme.

La pregunta mía es: ¿estamos preparados para el día malo?
En base a situaciones persónales que me ha tocado vivir “días malos” puedo darte algunas recomendaciones de cómo afrontarlos, situaciones pasan, problemas llegan de forma inesperada, las traiciones existen, pero cómo las afrontamos es en lo que quiero que nos enfoquemos.

Prevente para pasar con paciencia. Aquí nos pide estar prevenidos y sabemos que la mejor forma de prepararnos es a través de la palabra de Dios entendiendo que es algo pasajero sin desesperarnos, nos dice pasar con paciencia, y si la aflicción te llega o la situación te supera clama al Espíritu Santo, entrégale a Dios tus pensamientos tus emociones y tu voluntad teniendo la certeza que Dios está en control de la situación obrando para bien a tu favor.

“Tomad la armadura de Dios, para que podáis resistir”. Busca versículos bíblicos referente a la situación o problema y recuérdate las promesas de Dios para tu vida, resiste en su palabra.

Habiendo acabado todo. Recuérdate que lo que estás viviendo es pasajero y Dios nos permite pasar circunstancias para formar nuestro temperamento y nuestro carácter. Él es un Dios de procesos.

Sin que ningún hombre tenga justo motivo para quejarse. Confía en Dios, aunque no lo sientas en tu dolor, recuérdate que aquel que te regalo la salvación está contigo en todo momento porque una vez lo superes volverá el día bueno y gozaras del bien nuevamente.

Estar firmes. Cuando se acaba el día malo obtuvimos una nueva experiencia, maduramos nuestras emociones y el dolor que atravesamos se convertirá en la herramienta para poder ayudar después a otros.

Por último, recuérdate a ti mismo que Dios torna todo dolor en bendición porque Él cambio nuestro lamento en baile y quitó nuestro vestido de luto y nos vistió de alegría.