Reflexión: El Dios de toda consolación te pide que no cuelgues tu arpa

28 May

Drs.Carlos & Vidalina Echevarría
Sicólogos, pastores y consejeros cristianos

La palabra consuelo significa “algo que genera un estado de bienestar o proporciona libertad contra el dolor y la ansiedad”. No podemos negar que estamos viviendo tiempos difíciles y de mucha ansiedad para muchas personas. Tampoco podemos pasar por alto las circunstancias dolorosas que nos ha tocado vivir. No somos libres somos presos de nuestro ambiente y alejados de nuestra familia, alejados del trabajo, y de la familia de la fe. Estamos inmersos en cuidarnos a nosotros mismos para protegernos y preservar nuestra vida y salud. Pero, no podemos resignarnos y aceptarlo pensando que nada se puede hacer y que nada puede cambiar, porque no es así. Tenemos que levantarnos y seguir adelante con valor y sin temor porque la persona del Espíritu Santo, nuestro consolador, está con nosotros y en nosotros siempre y permanece a nuestro lado sosteniéndonos y consolándonos durante todo este tiempo.

En el antiguo testamento, aun antes de que el espíritu santo viniera a morar en los creyentes de la Palabra de Dios identificaba a Dios como el que consolaba a su pueblo (Isaías 40:1 y 49:13). Volvamos nuestra mirada al puedo de Israel, Dios les dio las leyes a Moisés en el desierto para que tuvieran guías con relación a Dios, a sus semejantes y hacia ellos mismos. Pero el pueblo desobedeció a Dios y fue cautivo en Babilonia allí nos sentábamos a llorar acordándonos de Sion. Y sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Podemos ver que ellos se rindieron y en su desconsuelo dejaron de alabar a Dios. Engancharon el instrumento que usaban para la alabanza a Dios y lo que hacían era llorar. Verso 3-4 dice que los que los habían llevado cautivos (los habitantes de Babilonia) les pedían que cantarán algunos de los cánticos de Sion y que estuvieran alegres. Parece que era un pueblo alegre en sus alabanzas a Dios, así como nosotros los puertorriqueños que nos gozamos en la presencia de Dios. Ellos en su desaliento les decían ¿Cómo cantaremos cántico a Jehová en tierra de extraños? Colgaron sus arpas y se rindieron a la esclavitud. Eran tanto esclavos físicos como emocional y espiritualmente.

A ti que estás leyendo este escrito hoy te digo: no es hora de enganchar tus instrumentos de alabanzas y adoración a Dios y tírate a llorar como hizo el puedo de Israel cuando fue llevado como esclavo de Babilonia. Nosotros como ellos por mucho tiempo hemos estado cantando y alabando a Dios con nuestros cánticos e instrumentos. Ahora es tiempo de probar al mundo que somo la Iglesia de Dios, viviendo lo que predicamos. Los que no creen en Dios en este momento nos están diciendo que estamos desconsolados porque Dios es Dios de toda consolación. Somos cautivos de la esperanza, la fe, la paz de Dios. No olvides que tienes al consolador de tu lado y la gracia de Dios te cubre. Busca tu pandero, tu güiro, tus maracas, tu guitarra y tu piano y si no tienes busca una cacerola o dos cucharas para que adores a tu Dios. El mundo quiere que toques tu instrumento porque tiene hambre del pan del cielo, hambre de oír la palabra. No importa que el templo este cerrado, tú eres el templo, lleno de amor, de paz y de gozo. Alaba a Jehová con todo tu corazón, alaba su nombre por su misericordia y su fidelidad, porque él es tu consolador y el día que clamaste él te respondió. Cantaremos y alabaremos porque hay poder en la alabanza. Iglesia, levántate con poder y autoridad a alabar tu Dios. No temas, Jehová es excelso y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos. Si andas en medio de la angustia, él te vivificará, contra la ira de tus enemigos extenderá su mano, y te salvará su diestra porque Jehová tiene planes contigo y él cumplirá su propósito. ¡Que Dios te bendiga rica y abundantemente!