Reflexión: Hay que perder para ganar

09 Jul

Emilia López
Pastora y profeta desde Venezuela

Sí, sé que muchos se burlaron de ti cuando te vieron sin nada, pero, entiéndelos, ellos no sabían que ya Dios había depositado en ti el poder para hacerlo de nuevo. Tú no eres bendecido por lo que tienes es lo contrario, tu bendición es la que provoca que lo tengas. Todo lo que tocas prospera y es por eso que, si algo o algún proyecto fracasa, como un sueño, un negocio, una relación o tus finanzas, tú nunca serás un fracasado, solo estas siendo procesado; has sido un gran ejemplo de que -a veces- hay que perder para ganar. Eso no muchos lo entienden.

Te voy a refrescar una historia que se encuentra en Lucas 23:34 al 48 cuando Jesús estaba siendo crucificado, padeciendo por nuestra causa, justo poco antes de morir le gritaban: ¿No que eres hijo de Dios? ¿por qué no te salvas a ti mismo? ¡Claro que sí era el hijo de Dios! Sin embargo, Jesús en su proceso no se iba a detener a defenderse delante de ellos …Para nada. No obstante, dijo algo interesante y te lo comparto: “padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”. ¡Qué gran enseñanza! Él lo que les quería enseñar o decir es no saben que yo soy el hijo de Dios, no saben que si quisiera me bajaría de esta cruz, no saben que hoy muero, pero ante muchos parecía fracasar en el intento.

Jesús no necesitaba demostrar su poder solo para que ellos vieran, porque sabía que le era necesario padecer todo esto, y su poder era tan grande, que, al perder la vida, volvió a vivir. ¡Sí, lo hizo de nuevo! Su bendición y su fe no depende de esa cruz, ni de quienes se burlaban mucho menos de la muerte. El único fracasado resultó ser el enemigo que no pudo vencerlo.

Con esto te digo: lo importante no es que ellos lo sepan, sino que tú lo creas. No importa el escenario que estás viviendo hoy, ni quiénes se quedan para vivirlo contigo, mucho menos de los que se fueron para ver tu fracaso. Lo que importa es lo que llevas dentro, ese sueño que por más levantamientos que surjan sabes que se cumplirá. Si perdiste algo, quiero recordarte que ese fracaso no te hace un fracasado. Si mantienes tu fe, alcanzarás el gran milagro. 

En ti está el poder para hacerlo de nuevo. Lo que viene será lo mayor, no te afanes por hacer que te crean, lo importante es que tú mismo lo creas. ¡Entiéndelo! Ellos no saben lo que hacen. Aprendamos de Jesús que fue nuestro mayor ejemplo y maestro; sin quejas sabía hacia dónde iba y aceptó solo para darnos victoria, así que lo que tú piensas que has perdido, te dará tu ganancia, tu victoria y tu paz.

Hay que perder para ganar. ¡Bendiciones!