Reflexión: ¿Jesús fue feliz?

23 May
(Foto/Archivo)

¡Qué bueno saber que el Señor nos ha acompañado en los más crueles inviernos como en las más despampanantes primaveras de nuestra vida! Él ha estado en la tristeza con empatía porque sabe de tristezas. Pero también ha estado en la alegría. Creo que el Señor ha estado también con nosotros en las bellas carcajadas porque aunque pasó por dolor, también dentro de su perfil psicológico Jesús era y es feliz. Una de mis porciones bíblicas favoritas es Juan 15:11 “…tengan mi alegría y así su alegría será completa”.

Históricamente a través de la literatura y las artes, se nos ha presentado la imagen eterna de un Jesús triste, derrotado, serio y sombrío. Que puede dar la sensación no de que éstos reflejan algunos episodios de su vida, sino la descripción de la totalidad de su ser. Cuando leo en la Biblia que el Señor participó de fiestas, de bodas e invitaciones a casas a comer (Lucas 7:34) visualizo a Jesús alegre, dinámico y lleno de gozo.

Confieso que una de las obras artísticas que más me ha impresionado es La Piedad de Miguel Ángel. Esta es la obra en que María sostiene en sus brazos a Jesucristo, luego de que cayera inerte de la cruz. No solo impresiona por la belleza del mármol, sino porque está llena de ternura.

Cuando mi esposo y yo hicimos en el año 2012 una visita turística a Roma, quedé absorta mirándola. Pero estoy segura que aunque casi siempre se presenta al Señor en su día más terrible, también tuvo otros días muy bellos en los que vivió plenamente y disfrutó hasta de las cosas más sencillas. Jesús vino al mundo a morir por nosotros, esta es la manifestación más grande del amor de Dios por la humanidad. Él es nuestro Salvador, y la salvación vino a nosotros por su sacrificio y su dolor.

Estoy convencida que en cuanto a lo que vivió nuestro amado Señor Jesús, muchas representaciones se quedan cortas para manifestar lo que padeció. Es bueno para nosotros recordarlo, saber lo que tuvo que pasar por obediencia al Padre que nos ha amado tanto. Pero también no debemos perder de perspectiva ¡a Jesús alegre, lleno de plenitud, de victoria, autoridad y vida! ¿No te parece que Jesús debió haber tenido una personalidad cautivante y carismática para que la gente le buscara y le siguiera? Me imagino que tú, al igual que yo, prefieres estar con gente feliz. Las multitudes querían estar con Jesús.

Un amigo que está pasando por un evento muy duro en estos momentos de su vida me envió al correo electrónico una carta que le hizo al Señor manifestándole cómo se sentía en cuanto a sus angustias, pero a la vez reconoce que Él es el manantial de gozo y plenitud.

“Amado Jesús:

¿De dónde sale tanta tristeza en mi corazón? ¿De dónde sale tanto dolor? Saber que he perdido el trabajo y saber que perdí el amor. ¿Cómo puede esto pasar Jesús? ¿Es que no tengo fe o es que estoy fuera de tu voluntad? Jesús sólo tú me puedes entender. Jesús sólo tú conoces mi corazón. Jesús sólo tú. Ayúdame Jesús a no olvidar que pagaste un precio por mí en la cruz con tu sangre. Que yo pueda saber que por encima de mi transitorio dolor, tú me das paz y sanas mis heridas en la cruz. Más allá de mi dolor eres mi esperanza. Señor Jesús, hoy reconozco que eres mi consuelo y que tu Espíritu Santo me mostrará el camino hacia un cántico nuevo.

¡Te amo Jesús!:

Cuando la leí le escribí a ese amigo y declaré una palabra sobre él y tal vez hoy amado lector tú también la necesitas: “Él volverá a llenar tu boca de risas y tus labios con gritos de alegría” (Job 8:21) y “El Señor, tu Dios, está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cánticos” (Sofonías 3:17).