Reflexión: La bendición de ser madre

07 May

Drs. Carlos & Vidalina Echevarría
Psicólogos, pastores y consejeros cristianos

Ser madre es un regalo de Dios que debemos valorar. Hoy, como en los tiempos bíblicos, el nacimiento de un hijo es motivo de gran alegría, sin embargo, estos tiempos son muy diferentes de los antiguos, en cuanto a que antes no se concebía la idea de evaluar tener hijos o no tenerlos, ni de decidir cuantos hijos tener y cuando tenerlos como ahora. Los antiguos decían querer tener hijos, seguida y todos los que Dios les diera. En los tiempos bíblicos era de suma importancia para la mujer darle hijos a su marido y cuando una pareja no tenía hijos se le echaba la culpa a la mujer. Por eso podemos ver como Raquel pedía a Dios hijos “dame hijos o si no me muero” expresando así el sentir de toda esposa ante la infertilidad. Vemos que en una conversación entre Jacob y Raquel este le pregunta: ¿acaso soy Dios, que te impidió el fruto del vientre? (Génesis 30: 1-24).

El no tener hijos era una afrenta para la mujer porque era ridiculizada y acusada, ya que se decía que no tener hijos era castigo de Dios por desobedecerlo. La esterilidad era descrita como una maldición de Dios por lo tanto la esposa sin hijos se sentía arruinada, totalmente desgraciada y psicológicamente deprimida. El hombre quería tener hijos que le aseguraran la continuidad de su linaje familiar (su apellido) y aunque ese hombre pudiera continuar amándola ella se sentía poca cosa, su autoestima estaba afectada no se sentía digna de ser amada ni acariciada. Era una gran misericordia que el hombre se le acercara a darle amor como esposo a pesar de su resentimiento. La pareja estéril pasaba buena parte de su tiempo buscando en su mente a ver si había algún pecado no confesado y ofreciendo sacrificios para expiarlo si había cualquier pecado no conocido (Levíticos 4:2).

Todos cometemos pecados y la mujer que era infértil lloraba por los pecados cometidos que conocía y su esterilidad se convertía en el tema principal de controversia, conversación y oración en el hogar. Antes, tener hijos era un gran privilegio y era la meta del matrimonio porque no dejar hijos al morir haría que se extinguiera la familia y fuera olvidada para siempre. El Salmo 127:3 dice: que herencia de Jehová son los hijos y cosa de estima el fruto del vientre.

Hoy llama nuestra atención las parejas que no tienen hijos. Puede ser debido a la esterilidad del hombre como de la mujer. La adopción también era un método que se empleaba para superar la esterilidad de la mujer, porque la pareja que no tenía hijos podía adoptar a un niño pequeño o hasta un adulto como hijo propio. Abraham tenía un criado ya adulto y Abraham le dijo a Dios que ese sería su heredero (Gen. 15:2). El hijo adoptado se ocupaba de cuidar a sus padres adoptivos en la vejez, darles sepultura y cuidar la herencia. Veamos a una madre adoptiva que fue muy usada por Dios. La hija del Rey Faraón de Egipto, halló a Moisés entre los juncos a la ribera del río Nilo, lo recibe como hijo propio, le manda a buscar una nodriza que lo crie, que fue su propia madre, y como madre adoptiva lo protege. Ella, como toda madre, sufre por la separación cuando su hijo adoptivo tiene que irse huyendo de su lado. Sabemos que Dios tenía planes con ese niño y ella fue instrumento en los planes de Dios para preservar la vida de Moisés. Cuando Moisés regresa a Egipto veló por ella como dice la historia hasta el punto de que la cuidó de morir y estuvo allí hasta su muerte. Moisés la respetó como su madre y la consideraba una mujer sabia y seguía sus consejos en su niñez y juventud. hora te pregunto a ti, hijo, que Dios te ha hecho habitar en una familia que no fue tu familia original. ¿Has pensado que esa persona te escogió y te amó al verte y te recibió como hijo o hija? ¿No importando como estabas?

Todos debemos amar a nuestros hijos que salen de nuestro amor, y aceptarlos, aunque algunos por algunas circunstancias de la vida no pueden hacerlo y tienen que sufrir el despegarse de ellos para protegerlos y los dan a la adopción. Pero aquellos que son adoptados tienen la bendición de ser escogidos tal cual son. No son rechazados sino aceptados. Seamos agradecidos a Dios por nuestros padres y en especial por esa madre, esa mujer que se desveló por ti que ha sido bondadosa y te ha guiado y cuidado en tus noches obscuras del alma y de enfermedad. Tal vez guardas algún resentimiento con ella, pero tú no conoces las circunstancias que la llevaron a tomar la decisión de apartarse de ti. Tal vez no tenía para darte y no se puede dar amor si no se tiene. Tú no conoces quizás las circunstancias que le tocó vivir. Es momento de perdonar y seguir adelante con nuestra vida. Estamos vivos y agradecidos a Dios por su presencia y cuidado.

Si aún tienes a tu madre viva llámala y déjale saber cuánto la amas y cómo aprecias lo que es ella para ti. Si ya no la tienes, recuerda los momentos hermosos que viviste a su lado y da gracias a Dios por ella.

Feliz Día de las Madres y, a pesar de la cuarentena, déjale saber a tu mamá cuán importante es para ti. Dios te bendiga rica y abundantemente.