Reflexión: ¿Listo para la victoria espiritual?

13 Oct

Drs. Carlos y Vidalina Echevarría
Psicólogos, pastores y consejeros cristianos

Jesús dio ejemplos específicos de lo que enseñaba. Cuando estuvo en la Tierra escogió 12 discípulos y los preparó para todo incluyendo la liberación (Mateo 8:28-33). Estos le vieron expulsar demonios y les mandó a ellos a hacer lo mismo. Antes de enviarlos les ordenó a ser prudentes como la serpiente y sencillos como la paloma (Mateo 10-16). Él quería que entendieran la importancia de la fusión entre la sabiduría de Dios y la sencillez de Cristo, como clave de toda victoria espiritual. 

Jesús manda a sus seguidores a ser prudentes y humildes, a buscar la sabiduría de Dios para así conocer caminos, para que no sean vulnerables a los ataques del enemigo. En Mateo 12:28 dice “Si yo soy por el Espíritu de Dios echo fuera a los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios”.  El reino de Dios vino a la Tierra y está con nosotros en el día de hoy. Cristo es la raíz de toda victoria espiritual porque él venció al enemigo en la cruz.

Satanás nuestro enemigo ha estado tentado a la humanidad desde siempre, trató de tentar a Jesús el Cristo, cuanto más lo hará a nosotros.  Nadie está exento a esos ataques, recordamos que Adán estaba en el paraíso cuando fue tentado por el diablo y cayo y así también a los grandes héroes de la fe. Él no solo nos tienta para que caigamos en pecado, sino que, además, se opone a que la contestación de nuestras oraciones llegue a nosotros como lo hizo con (Daniel 10;12). La victoria comienza cuando pronunciamos con nuestros labios el nombre de Jesús y se consuma por la naturaleza de Jesús en nuestros corazones. Muchos de nuestros conflictos espirituales no van a cesar hasta que la imagen de Cristo se forme en nosotros (Romanos 8:29).  

Nosotros no somos llamados a enfocarnos en la batalla sino en Cristo, pero la obra del diablo es enfocarnos en la situación y hacer que quitemos nuestros ojos de Cristo. Volvamos nuestra mirada a Cristo y Satanás de nosotros huirá (Lucas 4:41)

El campo de batalla de Satanás contra nosotros es nuestra propia mente. Jesús vencido y derrotó a Satanás y como él lo hizo quiere que nosotros lo hagamos (Efesios 4;23). Pero para pasar de una mente a otra tenemos que aceptar que tenemos un problema y reconocer la necesidad de ese cambio que está en el Cristo de la cruz. Por lo tanto, el paso número uno es arrepentirme y creer que Cristo no te quiere paranoico (cambiando de mente). Tienes que derribar fortalezas mentales (2 Corintios 3-4), aquella vieja forma de pensar, para que la presencia verdadera de Jesucristo se pueda manifestar a través de tu vida. Esas fortalezas existen en los patrones de pensamientos e ideas que gobiernan a los individuos, las comunidades, las naciones y a la iglesia. Un cristiano no pude ser poseído, pero puede ser oprimido por demonios que pueden ocupar cualquier espacio en la vida del pensamiento no regenerado. El arrepentimiento precede a la liberación (Marcos 6;12-13) y la liberación a la sanidad de otras áreas.

Hay espíritus que atacan la mente y para derribar fortalezas tiene que haber arrepentimiento. Donde hay rebelión contra Dios no es fácil la liberación, se puede expulsar un espíritu de la vida de una persona, pero si en la vieja manera de pensar no hay cambio y sigues gustando de tu pecado le abrirás la puerta a los espíritus malignos para que regresen a tu vida.  No gastes energías en esconder tus pecados, confiesa a Dios tus rebeliones y él es fiel y justo para perdonarte de todo mal.

¡Dios te bendiga rica y abundantemente!