Reflexión: Los ojos de mi madre

24 May

En este mes de mayo, en que se celebra el día de las madres he estado pensando en lo que significa para mí los ojos de mi madre, los ojos que me vieron al nacer y su mirada que observa mi caminar desde niña hasta este día. Cuando pienso en ella inmediatamente viene al pensamiento su mirada.

La mirada de una madre es siempre la misma.

Son los ojos que observan cada aspecto de nuestro desarrollo y cada paso que damos en la carrera de la vida. Es la mirada que cuida y guarda de mí haciendo su mejor esfuerzo para protegerme. La mirada de mi madre no solo pone su atención en mí sino en todo lo que me rodea velando por mi bienestar, seguridad y estabilidad emocional. Al ver los ojos de mi madre puedo ver tantas cosas, veo su amor por mí y cuidado. En muchas ocasiones vi sentimientos de dolor y tristeza, dudas y preguntas pero últimamente veo en el reflejo de su mirada: esperanza y expectativa.

He visto una transición en el mirar de mi madre, hoy veo una mujer tranquila y segura con fuerzas nuevas. A través de todos los tiempos que hemos pasado juntas, durante las tormentas que llegaron a nuestras vidas su mirada se mantuvo enfocada en el Señor. A pesar de toda la adversidad que pudimos enfrentar juntas la manera en que ella se mantuvo firme sin desmayar, con una esperanza, y el enfoque correcto hizo que nuestra barca atravesara todos los vientos de tormenta y llegara a lugar seguro.

Hoy doy gracias a Dios por la vida de mi madre porque enfrentó los retos de la vida desde una perspectiva simple, con humildad y mansedumbre a Dios decidió amar, escogió la fe y el amor de Jesús. Hoy le agradezco todo su esfuerzo por darme lo mejor para que yo alcance el éxito que ella alcanzó. En una etapa de mi vida rechacé y no valoré su forma de ser sin entender que lo que rechazaba es justamente lo que más admiro de ella, su fortaleza, paciencia, amor, tenacidad y perseverancia. Los ojos de mi madre me vieron en los momentos de alegría, en los momentos de tristeza y en los momentos en que necesité que alguien me ayudara a ver un poco más allá de lo que veían mis ojos, ahí estaba ella para decirme: tú eres mi hija.

Hoy celebro la vida de mi madre, honro su vida y agradezco a Dios por ella. Agradezco a Dios porque fortaleció a mi madre y su mirada nunca se apartó de nosotras.

Proverbios 31:10: Mujer virtuosa