Una mirada a la mujer rural en Puerto Rico

10/15/2014

SAN JUAN- Las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo. En la mayor parte del mundo en desarrollo participan en la producción de cultivos; el cuidado del ganado; proporcionan alimentos, agua y combustible para sus familias; y participan en actividades no agrícolas para diversificar los medios de subsistencia de sus familias.

Maritere Crespo (Foto/Suministrada)
Maritere Crespo
(Foto/Suministrada)

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce y valora la función y contribución de la mujer rural en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural a través de la celebración del Día Internacional de las Mujeres Rurales.

Monsanto Caribe se unió a esta celebración mediante el reconocimiento y valoración de la función de la mujer en la agricultura, su contribución al desarrollo agrícola y rural, que ayuda a la mejora de la seguridad alimentaria y erradicación de la pobreza.

El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales se realizó el 15 de octubre de 2008. Desde entonces se celebra anualmente el 15 de octubre.

De acuerdo con el censo de agricultura realizado en el 2012 por el Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Puerto Rico cuenta con 1093 mujeres que se dedican a la agricultura. En Monsanto actualmente se emplean a 137 mujeres, de las cuales 55 son empleadas regulares y 82 trabajan de manera temporera.

Dentro de Monsanto existen historias de gran ejemplo para todas las mujeres que se dedican al ámbito de la agronomía como es el caso de Luz Velázquez, quién es Asociada de Investigación en Monsanto Isabela desde hace 21 años.

“Soy la coordinadora de un grupo de soya. Estoy a cargo de coordinar todas las actividades de campo, desde recibir la semilla hasta entregar el producto al cliente, todo eso en cumplimiento con los procedimientos corporativos y regulaciones gubernamentales”, indicó Velázquez.

Incluso, tiene a su cargo dos asistentes agrónomos, nueve empleados regulares y 27 empleados temporeros. Está a cargo de supervisar a los asistentes de investigación, de que se cumpla con todos los procedimientos que impactan la calidad y la cantidad del producto que se entregará y a la misma vez que se cumplan con todos los requisitos de seguridad con el personal que está a su cargo, porque para ella y para Monsanto la seguridad de los empleados es primordial.

“Yo creo que hemos ido avanzando en poco tiempo y estamos teniendo más igualdad dentro del campo de la agricultura. En Monsanto nuestra gerencia fomenta mucho la diversidad y las mujeres jugamos un rol muy importante dentro de la empresa”, comentó Velázquez.

En el caso de Maritere Crespo, asociado de investigación y lead de proyectos de incremento en soya en Monsanto Isabela, el desafío al que se ha tenido que enfrentar es, “desenvolverme en un campo el cual históricamente ha sido dominado por hombres. Yo creo que poder demostrar que, como mujer, tengo las mismas capacidades y me puedo desenvolver con el mismo profesionalismo y seguridad con las que las haría un hombre ha sido uno de mis éxitos”.

“Parte del éxito te diría es poder contar con el reconocimiento de compañeros varones dentro de la agricultura y en las funciones en las que me he desempeñado. Yo creo que éxito ha sido poder tener esa colaboración con varones para poder enfrentar los retos de la agricultura”, añadió Crespo.

De acuerdo con la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujer), si se tomara en cuenta los recursos con equidad, las mujeres podrían contribuir mucho más a la agricultura.

La ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que si las mujeres agrónomas, quienes forman el 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, tuvieran las mismas oportunidades que los hombres, la producción agrícola en 34 países en desarrollo aumentaría a un promedio estimado de hasta el cuatro por ciento. Esto podría reducir el número de personas desnutridas en los países en tanto como 17 por ciento, traduciendo a hasta 150 millones menos de personas desnutridas.