Una Vida tan Bella como su Ciudad

05/07/2014

Por: Keishla Rolón

Conocer la historia de una mujer que deja una huella imborrable en la historia de Carolina, no sólo es sorprendente, sino, gratificante. Escuchar la historia a través de los ojos de sus dos hijas: dos mujeres profesionales y de gigantes ejecutorias, nos hace reflexionar en la gran influencia positiva que logra tener una madre que se encarga del bienestar de sus hijos.

(Foto/Suministrada)
(Foto/Suministrada)

Y para Doña Delia Muñiz, Carolina se convirtió en una hija más a la que tenía que cuidar.

“Mami vivió una vida de servicio. Y nos enseñó a todos a servir”, así aseguró Myra Ivette Trujillo, quien junto a Ivette María Trujillo son los dos retoños que tuvo la luchadora mujer.

Por cerca de tres décadas, Doña Delia ha trabajado para el Gobierno Municipal Autónomo de Carolina y ella es la responsable de mantener el orden y la efectividad del Sistema de Relleno Sanitario y Planta de Reciclaje de nuestra Ciudad por los pasados 28 años.

A pocos días de su retiro como parte de la fuerza trabajadora gigante, nos dimos a la tarea de aprender un poco de su legado.

Fernanda Muñiz Calderón, nombre de pila de Doña Delia, estudio con beca de honor en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras un bachillerato en Educación con especialidad en la enseñanza de español. Profesión que ejerció por poco tiempo pues al quedar viuda, tuvo que hacerse cargo de la vaquería que su difunto esposo dejó. Era un trabajo difícil y sacrificado, lo sabía, pero también sabía que necesitaba hacerlo con el único propósito de echar hacia adelante a sus hijas.

“Ella era la jefa de la vaquería, una posición que tradicionalmente ocupan los hombres. Pero aun así, mami lo desempeñó como toda una generala”, nos comenta Myra.

Fue reconocida por ser una de las primeras mujeres ganaderas en el área norte por la Legislatura de Puerto Rico bajo el gobierno de Rafael Hernández Colón; de igual manera por el legislador Jorge Suárez y otros a nivel municipal.

Tras casi 25 años de trabajar arduamente en la vaquería, esta mujer de gran pasión hacia el trabajo, se integra como Asambleísta Municipal en Carolina. Al poco tiempo José E. Aponte De La Torre le pide que forme parte de su equipo de trabajo como directora del Departamento de Desperdicios Sólidos.

“Ella ha sido una mujer de grandes luchas y desafíos a nivel profesional y personal. Sin embargo su capacidad intelectual, sus valores, carácter, pasión, corazón y gran determinación han sido elementos claves para sobreponerse a los retos diarios de la vida”, explicó su hija.

Entonces doña Delia añade: “Como diría Fito Páez: “Vengo a ofrecer mi corazón: ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi Corazón. Y hay que andar por la vida con la frente en alto, pero respetando uno de los valores más importantes en la vida de todo ser humano: hay que andar con la verdad”.

Doña Delia asegura que su dignidad no está en venta, por lo cual nos dice: “Todo a su tiempo, ni un día antes ni un día después del que Dios había determinado”, frase que asegura repite con frecuencia.

Quienes verdaderamente conocen a Delia saben que ella es muy recta, pero justa y sensible ante las necesidades de los que eran menos aventajados.

Siempre ha sido fiel defensora de sus “chicos”, pues el trabajo que éstos realizan es de mucha honra; son los responsables de mantener la ciudad limpia.

“Yo admiro mucho que ella no permitía ni aún permite, que nadie degrade el valor de sus empleados. Siempre procuró que se les tratara con respeto”, comenta la menor de sus hijas.

“Si ellos no van casa por casa, con ese tesón que lo hacen, los ciudadanos vivirían entre basura”, añadió la tenaz mujer, quien a pesar de sus años, se levantaba a diario a las 4:00 de la madrugada a supervisar las labores del recogido de basura en la Ciudad.

En el trabajo, su estándar siempre era la excelencia, por lo cual siempre cumplía con todos los procesos administrativos y protocolos institucionales; su esfuerzo no fue en vano, pues en múltiples ocasiones recibió premios locales y nacionales en el manejo y administración de los desperdicios sólidos.

Su capacidad profesional ha sido más que probada, así que quisimos conocer un poco su fase de su vida cotidiana y familiar.

“Ha sido una madre excepcional, fue madre y padre y como abuela ha sido ejemplo e inspiración para sus dos amados nietos”. Ivette María quien por inspiración de su abuela estudia en la Universidad Politécnica Ingeniería Ambiental, además de ser esgrimista y parte de la selección nacional de este deporte; además  su nieto Jesús, cursa una  maestría y trabaja en el ambiente de reciclaje y desperdicios sólidos.

“Delia es la espina dorsal de la familia y aun a sus 76 años, su mente prodigiosa mantiene su enfoque y es el norte de todos nosotros”, añade Ivette.

Delia se describe como una mujer de fe inquebrantable en Dios, gran amante de la naturaleza, de los animales (tiene seis perros), del ambiente, de su libertad y de la música, por lo cual le fascina escuchar a Lucecita Benítez, Danny Rivera, Rafael y Mercedes Sosa, entre otros.

¿Cómo describiría ahora todas estas experiencias maravillosas? – le pregunté. Para mi sorpresa, citó a Mercedes Sosa en una canción de la compositora chilena Violeta Parra:

“Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio”.