Mi Mundillo Interactivo: Puerto Rico desde el carro

23 Jul

Por: Gina Delucca
Escritora invitada

Rojo, pequeño y repleto de crujiente chicharrón. Cada vez que voy a Bayamón y veo el carrito que vende chicharrón, revivo una estampa de mi niñez. Alinear el carro para comprar ese manjar significaría mofongo en la cena. Volaíto, era una palabra que Papi decía mucho. Pero más allá del chicharrón, el viaje a Bayamón era toda una peregrinación. Vivíamos en lo que se conoce como el sector Pueblo Viejo de Guayabo. Muy cerca de Bayamón, por cierto.

Pero a través de mis ojos de niña era un viaje laaaargo. Atravesábamos ese municipio, viendo fincas aquí, vacas allá, campos y mogotes y muchos carritos de chicharrón. Puerto Rico desde el carro era maravilloso. Cuando llevábamos a mi hermano al Campamento de Guajataka, aquello era como Alicia en el País de las Maravillas.

Bosques, lagos, charcas, playas, el famoso Túnel, fincas, campos y más campos. La ventana del carro me conectaba con un mundo que también era mío, pero que no conocía. Porque también veía niños descalzos, algunos con la barriga recrecida por los parásitos, y todo tipo de gente que no se veía en el micromundo de mi urbanización.

Llegué a ir a Ponce por La Piquiña. Curva tras curva mi estómago sufría y llegaba trastocado al otro lado de la Cordillera Central, en casa de mis parientes ponceños. Casitas pobres, caminitos que llevaban a casas grandes con balcones anchos, cafetines, revendones con frutas y vegetales frescos. Como hacía fresco, abríamos bien las ventanas y entraban los olores a campo, a vegetación de montaña-adentro, a lechón asao… y también entraban los sonidos de boleros en las velloneras, a muchos decibeles de volumen.

Fast forward al 2014. Todavía Puerto Rico es bello. Los mogotes no se han movido, las fincas sobreviven, los bosques son invencibles. Los cascos de los municipios se han ido despoblando, pero aun conservan su encanto.

Acá en el Área Metropolitana, sin embargo, Puerto Rico desde el carro tiene otro menú.

Aquí atrás de mi casa dos agencias de Gobierno se mudaron y ahora las estructuras son albergues de animales realengos, y humanos realengos también. Los graffitis no siempre embellecen. Los murales artísticos son una cosa, pero los garabatos no añaden mucho.

Muchos SE VENDE y muchos SE ALQUILA. Esto incluye centros preescolares, cafeterías y salones de belleza. Si alguien todavía está en negación de que la sub-población es un problema, que vea a Puerto Rico desde mi carro.

Desde el carro se ve de todo. El progreso y el deterioro, la riqueza y la pobreza, los que trabajan y los que no, los que se ejercitan y los que no, los que sonríen a la vida y los que luchan por superarse, y también los que tan sólo son una sombra que camina por la acera.

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