Un nuevo paradigma ante los fenómenos atmosféricos

13 Nov
(Foto/Archivo)

Por: Ángel Crespo 
Consultor en seguridad integral y manejo de emergencias, profesor universitario y empresario

La temporada de huracanes del 2017 sin lugar a duda quedará registrada en la página de la historia de la meteorología y del manejo de las emergencias. Fuimos testigos de tres huracanes de capacidad extrema al mismo tiempo en la región del Mar Caribe y del océano atlántico cercano a América. Dos de ellos pasando sobre Puerto Rico, primero Irma y luego María en menos de dos semanas de diferencia. Irma afectó directamente a Vieques y Culebra y su resultado se sintió más fuerte que en otras islas del caribe. Esto sirvió quizás como una llamada de alerta, Pero también hizo que mucha gente bajara la guardia ante el inminente paso de María, pensando que correría la misma suerte en cuanto a la trayectoria. La realidad fue que María atravesó a Puerto Rico del sureste al noroeste de la Isla pasando como un huracán categoría 5 y con vientos de magnitud destructiva, provocando un desastre en nuestra región y el cual fue validado por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias como el más destructivo de la historia de los fenómenos atmosféricos. Millones de raciones de comida han sido servidas, millones de litros de agua distribuidos y la Isla queda como la primera jurisdicción a nivel estatal que pierde su capacidad de poder eléctrico, servicio de agua, servicio de comunicaciones públicas, telecomunicaciones y cualquier capacidad de comunicación interna y externa.

Este evento pone de manifiesto que, al ser una isla, no hay una conexión directa con otros estados.  Sepa que través de unos acuerdos que se llaman Interagency Modeling and Atmospheric Assessment Center (IMAAC) permiten que jurisdicciones lleguen de inmediato y hasta se acuartelen en lugares cercanos a donde van a pasar otros fenómenos para poder auxiliar de forma inmediata. Los planes de emergencia del gobierno han sido altamente cuestionados y como ex director de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres tengo que decir que en Puerto Rico hay un plan catastrófico, planes de mitigación, planes operacionales y los mismos, junto también con el plan de recogido de escombros, son realizados y validados por FEMA. Son planes que se alimentan de los anexos que cada municipio envié. Sin embargo, mi pregunta es la siguiente: ¿Estos planes estaban a la altura de una categoría cinco? La respuesta a todas luces es que definitivamente que el evento estaba a un nivel mucho mayor de la preparación que tenía el gobierno central de Puerto Rico.

Las lecciones aprendidas de este evento denotan que las familias que hicieron caso al llamado de tener agua embotellada, a razón de un galón del líquido por día por cada miembro de la familia, por al menos cinco días y en algunos casos hasta más, fueron efectivas al igual que los municipios que habían tomado previsiones.

Esto ha demostrado que el nivel local del gobierno o el nivel municipal no fue solamente la punta de lanza de la emergencia, fue la fuerza y los escuadrones, que, junto a las comunidades y los voluntarios, empezaron a hacer las funciones de emergencia de apoyo de manera ad hoc o de facto. Los municipios fueron los que tuvieron el pulso de los enfermos encamados, muchos de ellos respirando con ventiladores mecánicos. Y algo que fue muy dramático en los primeros días definitivamente fueron los pacientes renales que hasta los centros de servicios de diálisis colapsaron. El sistema de salud pública se fue al piso y es por esto que este fenómeno es catalogado como la mayor devastación, siendo la parte de la comunicación la más compleja para la coordinación de la respuesta. Se ha hablado muchísimo de la burocracia federal, de la burocracia estatal y de las necesidades que han pasado los municipios, quienes han estado pidiendo oxígeno a gritos para poder seguir auxiliando a comunidades, muchos de ellos incomunicados. Al final del día este evento pone a Puerto Rico como un caso de estudio a nivel mundial y las principales empresas tecnológicas han llegado a nuestra Isla, inmediatamente luego del evento, para estudiar cómo una sociedad moderna que tenía comunicaciones digitales y móviles ha perdido su capacidad y qué va a ocurrir luego de todo esto.

La Banca definitivamente vio cómo la alfombra se les fue debajo de sus pies tras el paso del evento y tambaleó por semanas para poder servir a las comunidades. Definitivamente, la revisión de planes en todos los aspectos, tanto institucionales, gubernamentales, comerciales, industriales, sector bancario, tercer sector, es algo que tenemos que estudiar a lo largo y ancho de nuestro país. No todo es negativo tras El Paso de María. Las oportunidades de reinvensión y la creación de un nuevo paradigma, nos pondrá en una perspectiva muy distinta a lo que habíamos visto. La recuperación de  Puerto Rico a todas luces será un lugar de inversión económica para construir muchas de las edificaciones, sistema educativo, hospitalario y de más.

Me guarda la esperanza un estudio que leí de una de las figuras que más admiro en el campo de las ciencias y la biodiversidad, el doctor Ariel Lugo que en otros eventos atmosféricos ha estudiado cómo la naturaleza y nuestras especies reaccionan a embates de esta magnitud. Para sorpresa de este científico y de los que hemos visto los resultados de este estudio, la naturaleza tiene la capacidad de repoblarse, de reorganizarse y de tener una capacidad de enfrentar estos embates donde muchas veces el forraje verde y las especies se reproducen y se repueblan a una velocidad superior a lo natural para poder resguardarse. A días del evento ver los arboles comenzar a reverdecer, ver retoños en sus ramas definitivamente denota que nos levantaremos de este golpe. Solo me resta decir que, en la parte de respuesta de emergencia a nivel gubernamental y privada, además del país entero, queda en la mesa una discusión sobre la revisión de planes que de seguro para los años venideros será unos de los temas de discusión tanto a nivel gerencial, gubernamental como comunitario.