El liderazgo, los políticos y la calidad de vida

27 May

Juan Fernando Cruz Torres
Conferenciante internacional, escritor y empresario

Cuando analizo los programas y expertos acerca de la recuperación y transformación económica, reflexiono porque a veces tengo la impresión, que nos entretenemos en los síntomas y en las ramas del árbol (modelos económicos, estrategias, inversionistas, estadísticas y PIB) y nos olvidamos que los pueblos son más que esto. Los países se componen primordialmente de gente, de seres humanos.

JUan Cruz Jubilee
Juan Cruz (Foto/Suministrada)

En estos días, es interesante ver a los economistas y “gurús” en casi todos los foros y medios noticiosos ofreciendo sus fórmulas y antídotos para la recuperación económica. La realidad es que, todos los gobernantes que han sumido al País en esta situación financiera, han contado con economistas como asesores en el área de las finanzas públicas.  Si éstos han hecho o no lo que ellos le han recomendado, esos son otros veinte pesos.

A nuestro modo de verlo, tan o más importante que la asesoría que le pueda brindar un economista a un funcionario público en posición de alta autoridad, es la capacidad que éste pueda tener de concertar esfuerzos y desarrollar una mentalidad de trascendencia en su gente. O sea, de inspirarlos. Éste, es uno de los principales desafíos que confrontan los líderes en cualquier escenario en la actualidad, y que mayor impacto puede tener en la calidad de vida colectiva.

Un ejemplo de políticos capaces contemporáneos y su impacto en la calidad de vida de su gente, con todas las diferencias filosóficas y teológicas que podamos tener con ellos, son; José (Pepe) Mojica, pasado presidente de Uruguay, el actual presidente de Bolivia Evo Morales, y el ex-presidente de Brasil, LuizInácio “Lula” Da Silva.

Tomemos por un momento el caso de Lula Da Silva, quien, a pesar de su poca preparación académica formal, mientras en algunos países la pobreza se dispara y la economía experimenta una caída en espiral, durante su administración:

  • Sacó a 27 millones de personas de la pobreza.
  • Es el gobernante que construyó más universidades en ese País.
  • Expropió millones de hectáreas de tierra para ayudar a 600 mil familias.
  • Estableció transparencia en la administración pública.
  • Aumentó de diez billones de dólares de intercambio comercial con América del Sur, a 70 billones.

La esposa y los hijos de LuizInácio “Lula” Da Silva, se sienten tan orgullosos e inspirados por él, que formalmente incluyeron en su nombre el alias de “Lula” que tuvo origen en las uniones obreras de las cuales formó parte.

¿Tú crees que hay muchas cosas que los políticos de turno y los líderes en general, podemos aprender de figuras como Lula Da Silva? Sin lugar a dudas.

Los mejores líderes, cuando ocupan posiciones políticas, son capaces de mejorar la calidad de vida de su gente en un período determinado, e inspirarlos a anteponer el bien común a sus propios intereses. Tienen la honradez intelectual y moral de cuestionarse si sus acciones, quizás altamente influenciadas por sus asesores, están opacando sus buenas intenciones y hacer una profunda introspección, que los conduzca a tomar las decisiones correctas.

La realidad es, que si no persuadimos con nuestro ejemplo a nuestra gente, a que vale la pena ser un ciudadano de bien e incentivar y fomentar una cultura de amor al trabajo, no habrá economista, fórmula financiera ni político que traiga prosperidad ni bienestar a nuestro País.

Para que nos superemos como sociedad, debe haber un balance entre trabajar con lo económico y lo humano.  Dos pensamientos para concluir: “El liderazgo es el arte de lograr más de lo que la ciencia de la administración dice que es posible” (CollinPowel).  Y por último; “La grandeza del líder reside en replicarse, e inspirar a personas que se consideran ordinarias a lograr lo extraordinario” (JFCT)