El liderazgo y la honorabilidad

29 Apr

Por: Juan Fernando Cruz Torres
jubilee@jubileepr.com

Cuando hablamos de grandeza en el liderazgo nos referimos más bien a esa facultad para trascender a través de las mentes y de los corazones, tanto de generaciones contemporáneas, como de las que eventualmente nos suceden.

JUan Cruz Jubilee
Foto/Suminitrada

Este sitial que ciertamente pareciera estar reservado para muy pocos seres, cuando pensamos proporcionalmente con el universo de líderes en el mundo y nuestra historia, es algo a lo que todos podemos aspirar.

Lo que he aprendido en esta etapa de mi vida que me encuentro, es que la auténtica grandeza del ser humano reside en comprender que ha sido creado por un Dios que hizo todo lo que existe. Reconocer que dependemos de la gracia y misericordia de este ser Supremo, y la interdependencia de nuestros congéneres.

La grandeza se confunde generalmente con alcanzar grandes metas o hacer determinadas proezas o cosas. Seguramente, Jesús, aclarándole a los discípulos acerca del requisito para ser grande ante él les dijo: “El que quiera ser grande entre nosotros, que le sirva a los demás”.

Los mejores líderes cobran consciencia que han venido al mundo a cumplir con una encomienda suprema: manifestar la gloria de Dios a través de sus vidas a pesar de su humanidad. Contribuir significativamente a que este sea un mejor lugar donde vivir para alguien, gracias a que ellos existieron.

Personalmente, me he dado cuenta de que, en esencia, gran parte de esa grandeza depende y guarda relación directa con el legado que dejamos y la capacidad de inspirar a otros a vivir vidas honorables y de excelencia, dignas de ser emuladas, y que, sobre todas las cosas honren a sus padres y a nuestro Creador.

Una manera infalible de alcanzar la grandeza, es proponiéndonos firmemente servirle a los demás. Como dijo Gabriela Mistral en su poema, El placer de servir: “El servir no es tarea de seres inferiores. Dios que da el fruto y la luz sirve, y pudiera llamarse así, el que sirve”.

Mi exhortación es que hagamos nuestras las palabras de Martin Luther King cuando dijo: “No todo el mundo puede ser famoso, pero todos podemos ser grandes, porque la grandeza viene cuando servimos a los demás”.