La Palabra del Día: Ramas secas

17 Sep

Por: Rafael Fonseca

La parábola de la vid y los pámpanos por años nos han dicho que se refiere a los cristianos que no dan fruto y hay que cortarlos, pues es para lo único que sirven. La falta de mayor y mejor  información nos ha llevado a creerlo así.

Gracias al Señor que cuando releemos esa parábola, la aplicación de las palabras originales nos lleva a una mejor comprensión de lo que en sí el Señor nos quiere decir. Él es la vid verdadera y no hay duda de eso, pues es el único y verdadero Dios en la persona de Jesús.

El labrador es el padre que cuida y vela por las ramas (nosotros); al punto que quiero llegar es al verso 2 de Juan 15, donde la versión textual usa la palabra del griego “airei” y “sign”: levantar, quitar, cargar sobre sí mismo y alejar, pero en este caso hay barreras teológicas que impiden traducir el verbo “airei” por la palabra quitar o arrancar.

La evaluación del contexto de los versos 5 y 6 exige una traducción conforme a la primera acepción; levantar. El viñador que ama al pámpano por su procedencia, lo levanta del suelo teniendo cuidado de no quitarlo o arrancarlo de la viña, pues para eso el viñador es quien es (Romano 14:4).

Quizás te sientas en estos momentos como una rama seca; sientes que la salvia de vida no fluye en ti, pero la palabra dice que el que llega al Señor, él no le echa fuera, que si el justo cayere no permanecerá postrado porque Jehová lo sostiene de su mano.

Él no te va abandonar porque procedes de Él, y lo que es nacido de lo alto puro es, porque ha nacido del agua y del espíritu. Solo te va a levantar para sanar tus heridas y te alejará un poco para que descanses en Él llevándote sobre sus hombros. Él es el buen pastor que su vida dio por las ovejas.

Bendecidos.