MI MUNDILLO: Antes de comer pavo

11/26/2013

Por: Gina Delucca / Para Presencia

Familión, revolú, alboroto. Pero allí en su esquina, Titi Monona estaba confeccionando una lista de cosas que agradecer a Dios. De toda la familia, ella es la diva del sentido común, una matriarca sabia, también con sentido del humor, que no parece envejecer, ni en cuerpo, ni en alma, ni en cerebro. Conociendo que Titi es una iconoclasta, o sea, que no le da la gana de hacer las cosas como todo el mundo las hace, me aventuré a ir y tratar de averiguar qué decía su papel, en ese largo pad amarillo que le prestaron.

Gina Delucca (Foto/Suministrada)
Gina Delucca (Foto/Suministrada)

Todo esto como un sneak preview de lo que vendría cuando estuviéramos todos frente a la mesa. Reacia, me miró con ojos de “castiño”, que es una mezcla de castigo y cariño. Así es ella. Suavemente removí la lista de sus manos y empecé a leer. Titi es bien puertorriqueña, pero también es internacionalista. Ella sabe lo que pasa en cada rincón del planeta y constantemente compara a Puerto Rico con otros países, para bien o para mal. En esta ocasión fue para bien, porque su visión del país se fue más allá de los titulares de tabloides con malas noticias. Puerto Rico ante el mundo no está tan mal como creemos. La lista leía así:

Gracias, Papá Dios, porque vivimos en una democracia, donde hay libertad de culto y derechos humanos.

Gracias, Papá Dios, porque tenemos acceso a educación y servicios de salud.

Gracias, Papá Dios, porque los viejos nos podemos retirar con dignidad, sin tener que ser carga para otros.

Gracias, Papá Dios, porque los niños tienen derechos y libertades.

Gracias, Papá Dios, porque las mujeres tenemos derechos, incluidos el voto y la educación. Porque podemos escoger con quién nos casamos. Porque hay leyes que protegen nuestra función de madre.

Gracias, Papá Dios, porque tenemos libertad de expresión y libertad de prensa.

Gracias, Papá Dios, porque aún cuando los estragos de la economía nos ahogan, tenemos pan en nuestra mesa.

Gracias, Papá Dios, porque aún hablamos español. Pero gracias también porque no nos cuesta nada aprender a ser bilingües (muy importante).

Gracias, Papá Dios, porque somos un país casi 100% alfabetizado.

Gracias, Papá Dios, porque somos buenos… ¡y lindos!

Gracias, Papá Dios, porque aunque Puerto Rico es una isla pequeña, el alcance internacional de sus hijos sigue en aumento.

Gracias, Papá Dios, porque tenemos talento, originalidad, inteligencia y carisma.

Gracias, Papá Dios, por el Yunque, las Cavernas de Camuy, las lagunas fosforescentes, el olor a verdor aquí en la loma, y el color de las miramelindas.

Gracias, Papá Dios, por nuestras playas, nuestros mogotes, los cucubanos y las reinitas.

Gracias, Papá Dios, por la piña, el café, los palos de china, de limón y de acerola.

Y gracias porque pasan los años y seguirán pasando, y el coquí sigue y seguirá cantando.

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