Mi Mundillo Interactivo: Monedas

22 Oct

Por: Gina Delucca
Escritora Invitada

Toma y dame. Es una ley de la vida. Nadie da nada sin querer recibir algo de vuelta. Muchos pensarán que no es así, pero les voy a probar lo contrario.

A ver, un hombre va en su carro y al detenerse en un semáforo, un pordiosero le pide con un vaso. El hombre le da una galletita. Cambia la luz y se va. ¿Qué recibió de vuelta el hombre? No fue otra galletita. Esa es la clave. La regla no incluye que lo que quieres recibir es lo mismo que diste, no. El que da espera recibir algo, pero no necesariamente igual y no necesariamente material. Puede ser, por ejemplo, una satisfacción emocional o espiritual. ¿Ven?

Es como si fuera un intercambio de valores, con monedas de diferentes países. Siempre está el debate de que si valen o no valen lo mismo. La contestación de seguro que es un NO rotundo. Un euro nunca será un dólar, así hagamos el cambio con la equivalencia correcta.

Las transacciones sociales funcionan con monedas particulares. Con los familiares y amistades (y con vecinos y conocidos también) puede darse lo que yo llamo un banco de favores, donde la moneda es el favor. Cuando has hecho favores a alguien, te sientes en posición de pedirlos, y viceversa. Juan le prestó el trimmer a su vecino… y se lo sigue prestando todos los meses. El vecino, en cambio, le lleva de vez en cuando un bowl de sofrito que hizo su esposa, un saco de mangós de su patio y también una docena de pasteles que hizo su suegra.

Los sofritos, los mangós y los pasteles son la moneda con la cual el vecino “paga” el favor de que le presten el trimmer. No, no hay pasteles, mangós, ni sofrito que puedan ir a la ferretería a comprar un buen trimmer.

El vecino siempre estará en deuda con Juan. Y Juan le seguirá prestando el trimmer… siempre y cuando el vecino le compre el cordón y también se lo engrase. Otras monedas.

Los padres dan afecto a cambio de afecto, con el bono del control y otras satisfacciones. Los hijos podrían dar afecto a cambio de aceptación. Sí, Aceptación, con A mayúscula, es una de las monedas más solicitadas. Muchas veces los hijos “escogen” hobbies, deportes, profesiones y hasta religiones, a cambio de Aceptación de los padres.

En grande escala, la fama es una versión exagerada de la Aceptación. El poder y el control son otras monedas de gran importancia. Esas tres monedas—fama, poder y control—se ven mucho en la política, en los negocios y hasta en las artes. Todos esos sacrificios haciendo campaña, todas esas noches trabajando extra, todos esos ensayos y esa ropa ridícula… Ese es el precio de la fama, el poder y el control, en el orden que lo quieran poner. Y aunque ese trío podría traer monedas de las verdaderas (dinero), por sí solos tienen su poder de trueque. Monedas, monedas, monedas.

CONTINÚA…

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