Algunas implicaciones en la población de adultos mayores

20 Jul
(Foto/Suministrada)

Dr. José Rodríguez Gómez 
Gerontólogo

La población de adultos mayores está aumentando cada vez más en nuestra isla, presentando esta situación unos retos interesantes que hemos de considerar para lograr tener una calidad de vida adecuada para todos. Según datos de la Oficina del Censo (2014) se estima una población de sobre 823,070 personas de 60 años en adelante o 22.7% de la población total de PR. Para los demógrafos, científicos sociales que estudian las poblaciones y como estas se transforman, cuando un país tiene una estructura porcentual de más de 10% de personas sobre 60 años se considera una población cuya estructura de edad es vieja. Lo anterior requiere que pensemos en como esta realidad nos afectara y que nuevos retos y situaciones hemos de prevenir o manejar para con esta población.

En gerontología, (del griego Gerón, «hombre viejo» y logos, «estudio», «tratado») ciencia, multi e interdisciplinaria, que se dedica a estudiar los diversos aspectos de la vejez y el proceso de envejecer de un sujeto o población, nos concientiza en que elementos hemos de considerar por ejemplo, de salud, económicos, sociales, comunitarios y hasta espirituales, para proveer una mejor calidad de vida a todos nuestros adultos mayores.

De allí, que tengamos que entender que el envejecer es un proceso normal que todos hemos de afrontar en nuestro desarrollo como seres humanos y que nuestras actitudes afectaran el cómo hacerlo de una forma positiva, esto es, para tratar de estar felices y contentos no importando las condiciones de salud, económicas o sociales a las que hemos de enfrentarnos. Con una actitud positiva podemos vencer situaciones adversas y continuar desarrollándonos creciendo como seres humanos. Si llegamos a la ancianidad, y las estadísticas nos sugieren que habrá cada vez más adultos mayores, por lo que es una gran posibilidad llegar a ser cada vez más viejo, debemos desde temprano comenzar a manejar situaciones, o prevenirlas, evitando así que pudiesen crearnos o tener serios problemas.

Así pues, tenemos que evaluar nuestra salud, desde temprano, manejar nuestra situación económica, crear o fortalecer nuestros grupos de apoyo, incluyendo nuestras relaciones familiares y comunitarias y en general, reconocer que también hay un Dios que nos asiste y ayuda, confiando en El. Ser adulto mayor es un reto, en nuestra sociedad, pero podemos afrontarlo sabiamente y con alegría, si tenemos una disposición prosocial. Hacia eso debemos dirigirnos.