Jesús dignifica a la Mujer

14 Apr
(Foto/Archivo)

Por: Edwin Maurás Nieves

Un tema muy pertinente en estos tiempos, ya que conocemos el difícil proceso que ha tenido que luchar la mujer por sus derechos. Tanto el machismo como el sistema androcentrista de la época se adueñaron de las decisiones de las mujeres. Algunos son los que piensan que la Biblia es machista, pero lo que muchos desconocen es que la cultura fue desarrollándose así.

Las mujeres de su época no es que no estaban protegidas, porque sus hombres estaban obligados en suplirles todo, pero en cierto sentido no podían hacer muchas cosas, solo vivir para sus maridos. Las mujeres no podían aprender la ley, no podían ser las líderes, no podían hablar en las sinagogas, por cuanto no le enseñaban la ley. Las mujeres debían tener un marido para ser respetadas y tenían que darles hijos a sus maridos para la herencia. En el peor de los casos muchos padres apostólicos como Tertuliano, Clemente de Alejandría, San Agustín, entre otros, fueron interpretando que las mujeres fueron el problema de la caída del hombre, algunos comenzaban a interpretar que las mujeres eran un objeto.

En lo personal, para mí es una falta de respeto pensar algo así porque la culpa de todo pecado recae en quien peca, porque todos tenemos libre albedrío. Con todo esto, quiero llegar al tema que les quiero presentar. En una época donde ya mencionado, la mujer no podía hacer mucho, Jesús en escena viene a dignificarla. Dignificar significa dotar de dignidad, honra, autoestima a alguien, es decir, Jesús vino a darle valor a las mujeres en una época donde no la tenía.

Un ejemplo que comparto en mi primer libro Profundizando en el capítulo 2, es el pasaje de la mujer del flujo de sangre (Marcos 5: 30- 34). Un texto muy utilizado, pero si algo quisiera resaltar es el hecho de que Jesús se detuvo luego de que ella fue sanada, para que ella misma testificara en una multitud donde en su mayoría eran hombres. Adicional a que los hombres no podían estar cerca de las mujeres, ellas debían estar atrás, según la ley indicaba que una mujer en menstruación debía estar en su casa sin poder salir porque en ese proceso era inmunda, (Levítico 15:19). Sin embargo, a todo esto, vemos a un Jesús que no solo sanaba mujeres, se acercaba a mujeres y hablaba con ellas, sino que tenía discípulas, y fueron las mujeres quienes llevaron la noticia de las buenas nuevas por primera vez (Mateo 28: 17).

Termino con una cita de Jurgen Moltmann: “Si las mujeres debieran permanecer en silencio, entonces no tendríamos ningún testimonio de la resurrección”. Antes de creer que las mujeres no pueden ser o hacer esto y aquello, recordemos que Jesús las dignificó.