Reflexión: Celebremos el verdadero significado del 4 de julio

01 Jul

Drs. Carlos & Vidalina Echevarría
Sicólogos, pastores y consejeros

En este mes celebramos el 4 de julio y con él los preparativos para la ocasión. Ya sea compartir en familia en las piscinas o en la playa, así como también de los fuegos artificiales en la noche, es algo que disfrutamos todos los años. Pero, verdaderamente ¿qué es lo que se celebra en esta fecha? Celebramos la declaración de la independencia que se firmó en el Independence Hall en Filadelfia, abril de 1775. Un grupo de hombres y mujeres valientes salió de su tierra buscando libertad religiosa y política y lucharon por ella para liberarse de la sumisión a la Corona Real británica.

Patrick Henry defendió el postulado de que es Dios quien debe gobernar y regir sobre su gente. Tenía la certeza de que Dios podía ayudarles a realizar su sueño y clamó su derecho. No quería vivir bajo el gobierno del rey y luchó por su libertad.  Thomas Jefferson, también, clamó su derecho de que si Dios hizo al hombre, gobierna el universo y no hay ningún rey, sino Cristo. Sabían que Dios tenía un destino para su gente que iba más allá del rey de Inglaterra. Su sueño fue tener su propio gobierno y su propia religión. Fueron muchos los hombres que marcharon firmes y sacrificaron a sus familias y posesiones luchando, porque no querían vivir sometidos al rey. Valientes hombres entendían que su sumisión era a Dios y no a la Corona Real. Hombres como George Washington que imploró a Dios protección y favor. Establecieron la libertad de expresión que vino de esa pasión de guerrear por su fe. Somos guerreros de la fe, hijos de luz, llamados a vivir dirigidos por Él y viviendo por sus enseñanzas.

Dios nunca quiso dar rey a su pueblo, le había puesto jueces, pero el pueblo pedía rey como los otros pueblos, y Dios se lo permitió y le dio a Saúl como rey. Dios quería que su pueblo lo amara y respetara como su único Rey y Señor. El pueblo pidió rey y rechazó a Dios. Él es nuestro Rey pero para honrar a nuestro Rey tenemos que vivir en él y manifestar los frutos del espíritu. Tenemos que, como Cristo, amar y servir al prójimo. Que nuestra vida atraiga a otros. Tenemos que estar seguros de quiénes somos en Cristo, de que fuimos llamados por él y para él desde el vientre de nuestra madre, y que Dios, así como ayudó a estos valientes hombres que lucharon por su libertad religiosa, nos ayudará a nosotros también a defender nuestros valores espirituales. Luchemos por defender nuestro postulado de que no hay otro rey, que nuestro Rey es Dios.  

Estamos viviendo tiempos donde las personas están desesperadas por la sabiduría porque se sienten sin poder. Sé sabio y lleva tu vida de oración a otro nivel y también tu vida entera subirá de nivel. Vuelve a la oración para que puedas liberar a los que están contendiendo por la fe, como lo hicieron nuestros antepasados. La batalla no se gana en la legislatura, ni en el senado, ni en Washington, se gana primero en las rodillas. El enemigo ofrece abundancia. Nosotros en Cristo decidimos mantenernos en pie de lucha para defender la verdad de Dios con firmeza y fuerza, así como lo hicieron nuestros antepasados.  La llave está en la oración, en seguir las enseñanzas del Maestro. A través del amor que Dios ha puesto en nuestro corazón rescatemos a los que se pierden, liberándose del infierno. ¡Dios les bendiga rica y abundantemente!