Reflexión: Dios habla a la mujer

10 Mar

(Foto/Archivo)

Drs. Carlos & Vidalina Echevarría
Psicólogos, pastores y consejeros

Remontemonos a los tiempos bíblicos, donde no hay agua en los hogares, hay que buscar agua en los pozos. Las mujeres buscan el agua temprano en la mañana, para evitar el calor del sol. Es fácil imaginarnos que solo por una emergencia se iba a sacar agua al pozo a la hora del medio día. El pasaje bíblico de Juan 4:1-42 nos habla sobre una mujer de Samaria que había ido a buscar agua al pozo y allí estaba Jesús. Podemos pensar que era una mujer que conocía las creencias de los judíos y por eso buscaba agua cuando sabía que no estaban las mujeres que la mirarían con recelo porque solo las mujeres de vida libre buscaban agua a la hora del medio día. Sabemos de todos sus matrimonios y de su amante, pero, ¿lo sabrán las mujeres del pueblo? Los chismes corren rápido, tal vez fue para evitar las miradas acusadoras que vino a esa hora a buscar agua. 

Allí en el pozo de Jacob estaba pasando algo muy parecido a lo que estamos viendo en nuestra sociedad hoy. Allí, a esa hora tan caliente y no esperada para ella estaba Jesús. Jesús le pidió agua y hubo un diálogo entre ellos donde Jesús le dijo toda la verdad y la confrontó con su estilo de vida. Ella estaba sorprendida porque un judío le habló y le pidió agua.

Su vida privada no era de conocimiento público y se sorprendió al escuchar que Jesús sabía toda de ella, la confrontó con la verdad de lo que estaba viviendo y la llevó a aceptar su verdad, que no estaba casada estaba en pecado conviviendo con ese hombre y aceptó la ayuda que Jesús le ofreció. Jesús no la acusó, le dio opciones para una vida nueva y le ofreció agua viva para que no tuviera sed jamás.

Son muchas las mujeres de la Biblia como la mujer de Samaria que pudieron superar circunstancias difíciles y demostraron tener valentía para reconocer sus faltas y levantarse de esa vida pecaminosa superando su pasado. Juan el apóstol dice que a Jesús le era necesario pasar por Samaria. Jesús era judío y los fariseos y judíos evitaban pasar por Samaria porque los consideraban una raza mestiza fruto de los matrimonios mixtos de israelitas con los gentiles. A Jesús no le importó la vida inmoral de esa mujer para acercarse y hablar con ella y satisfacer su necesidad, perdonar su pasado y cambiar su vida. Ella le dijo de la profecía del Mesías y él le dijo: yo soy el Mesías. Esta mujer corrió a contar a los suyos su experiencia y su gente la siguió y vino a escuchar a Jesús al pozo. La historia de esta mujer cambió la historia del mundo. Dios se preocupa por ti mujer, él puede cambiar tu vida y sanar tus heridas más profundas. Solo pídele perdón y deja aquello que te impide ser feliz. Amístate con Dios y ve a contar a otros lo que Jesús hizo por ti. Celebra con gozo esta semana dedicada a ti mujer. 

¡Dios te bendiga rica y abundantemente!