Reflexión: La oración

22 May

Julio David Burgos

Bendiciones a todos los que leen este gran periódico. Mi nombre es Julio David Burgos y junto a mi esposa Yetzaida Jiménez estamos agradecidos de poder expresar a través de este medio palabras de vida.

Quiero compartir un poco sobre la importancia de la oración. Cuando Dios es el centro de tu vida nosotros como hijos de Él tenemos que estar alerta en todo momento en nuestra oración. Esa oración de nuestro diario vivir cuando nos levantamos. Los afanes de la vida muchas veces nos impiden tener esa comunicación con Dios tan importante. El momento en que la oración deja de ser parte de nosotros y el día se nos pasa rápido con los afanes del trabajo, llegar a la casa o simplemente hacer tantas cosas en el diario vivir, podemos llegar a tener un distanciamiento con Dios sin tener intimidad con su presencia.

Dios nos ha llamado a que nosotros entremos en oración en el día, para que no nos turbamos. En el Salmos 1:2 nos dice: “Y en su ley medita de día y de noche”. Es decir, que yo estando en la ley del Señor soy bienaventurado porque meditar en Él nos lleva a una profundidad de oración y somos más efectivos en nuestro diario vivir. Es por eso que nosotros, hermanos, tenemos que estar alerta en todo tiempo para que el adversario no tome ventaja. En Mateo 26:41 dice: “Velad y orad para que no caigan en tentación; el espíritu está dispuesto pero el cuerpo es débil”. Nosotros tenemos una de las herramientas más poderosa que es la oración para nuestras vidas.

Dios quiere comunicarse día a día con el ser humano. Podemos expresar nuestra gratitud, nuestras inquietudes y necesidades de nuestras vidas. Dios estará atento para escucharnos. Junto con mi esposa hemos aprendido como la oración alcanza su eficacia en nosotros; llevando a cabo los milagros más poderosos de Dios. Nuestras hijas han sido bendición en nuestro hogar. Hemos visto milagros y recibido fuerzas de Dios renovándonos cada momentos que necesitamos sus fuerzas sobrenaturales. Él ha sido fiel con nosotros en todo momento. Hemos aprendido que para crear un avivamiento tenemos que estar continuamente en oración o sea comunicación con Dios constante.

En una ocasión, la pequeña de nuestras tres hijas, cuyo nombre es Yalimar, empezaba sus estudios primarios. Recuerdo que en el transcurso de sus estudios mandaron a llamar a mi esposa de la escuela porque mi hija tenía muchas dificultades de aprendizaje. La maestra necesitaba hablar para entrar en un proceso de evaluación a través de un especialista y poder bríndarle las ayudas necesarias a nuestra hija. En medio de todo este proceso, mi esposa y yo entramos en el cuarto de la pequeña Yalimar, pusimos la mano en su frente, ella estaba dormida y comenzamos a orar fuertemente. En ese momento entramos como dice Jeremías 33:3: En él clama a mí y yo te responderé. Clamamos de tal manera, juntos, en gemidos, y le pedimos a Dios fuertemente un milagro para nuestra pequeña hija. Te preguntarás, ¿Dios escucha la oración? Claro que sí, creemos en un Dios de milagros. Para ese tiempo estábamos en una transición de mudarnos a los Estados Unidos. Una vez llegamos y nuestra hija comenzó a estudiar vimos el milagro de Dios en los estudios de nuestra hija… aprendía todo de manera excelente. Hoy en día nuestra hija tiene 15 años y es sobresaliente en todas las materias. Dios escuchó nuestra oración y el milagro fue sobrenatural en nuestra familia.

Recuerda, Dios escucha y está atento a tu oración. Mantén una vida en comunicación con Él. ¡Bendiciones a todos! ¡Dios es fiel!