Reflexión: No te rindas y vive un día a la vez

27 Aug
(Foto/Archivo)

Leyshna Martes

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo a dondequiera que vayas”. Josué 1:9

Leyshna Martes. (Foto/Archivo)

¿No les ha pasado que hay momentos en el que se sienten abrumados con problemas y situaciones que les hacen sentir que no tienen salida o remedio? A todos nos pasa, y más en estos días tan llenos de incertidumbre, ante tantas situaciones en nuestros países, con los sistemas de salud, corrupción, criminalidad, racismo, el cambio climático, entre otras situaciones que nos agobian.

Dios nunca nos abandona. A pesar de que todos venimos a este mundo con un propósito, no estamos eximidos de pasar por situaciones que nos ponen a prueba y puedan impactar nuestra vida, pero tenemos que tener claro que existe un Dios misericordioso, que lo único que desea es que confíes en él, que te acerques y tengas una relación con Él, que pongas todas tus cargas y situaciones en sus manos, que descanses en Él, pero sobre todo que perdones, ames y ayudes a los demás.

¿Qué si es difícil creer y confiar en Él con tanta injusticia y maldad en el mundo? Sí, pero si no entramos en comunión y no experimentamos una relación íntima con Él, no será posible tener un encuentro con Él, sentir su amor, abrazo y misericordia.

La Fe se debilita cada vez más en las personas, hay mucha gente molesta con Dios, pues las cosas no salen como quieren o como queremos, me incluyo, porque muchas veces le he cuestionado, pero, ¿estamos haciendo las cosas bien? ¿Qué verdad sigues, la del mundo o la de Dios?

No permitas que las desgracias en la vida debiliten tu Fe y sea la causa para rendirte. No permitas que las pérdidas de nuestros seres queridos te alejen de Dios. No permitas que el enojo se adueñe de ti. Duele ver a las personas que amamos enfermas y sufriendo, duele ver a diario que niños sean abusados, maltratados y abandonados. Duele la injusticia y muchas cosas más. Pero no podemos rendirnos, ni dejar que se enfríen los corazones.

Dios nos manda a ser fuertes y valientes. Y que cuando estemos sin aliento lo busquemos en oración con todo nuestro corazón para que sea Él quien te da la paz y la fuerza que necesitas para vivir un día a la vez.