Cómo evitar la deshidratación en verano

21 Jun
(Foto/Suministrada)

Con el verano y el calor en aumento es lógico que haya un mayor riesgo de deshidratación. Aunque nos puede pasar a todos, hay algunas personas que tienen más posibilidades de padecerla: ancianos, deportistas, embarazadas, niños, enfermos crónicos y trabajadores al aire libre.

La deshidratación consiste en una excesiva pérdida de agua. La pérdida de un 1% del agua corporal provoca la sensación de sed. A partir del 5% aparecen desórdenes graves, como desaceleración del ritmo cardíaco, náuseas, vómitos, apatía, delirio, espasmo muscular o deficiencia de la función renal. La pérdida de un 20% del agua corporal puede causar la muerte.

En condiciones normales, la cantidad de agua que se bebe al día es aproximadamente igual a la cantidad que se pierde: hay un equilibrio o balance hídrico. La pérdida de agua puede ocurrir a través de los riñones en la orina, a través de las heces, del aire espirado por los pulmones y a través de la piel, por el sudor.

Hay ciertos grupos vulnerables, a los que se debe prestar mayor atención a su estado de hidratación:

Ancianos:

El deterioro de los mecanismos de termorregulación produce una disminución de la sensación de sed y son más reacios a beber. Además, los problemas de movilidad pueden limitar el acceso al agua.

Niños:

Su sentido de la sed no se ha desarrollado completamente, por lo que suelen beber menos agua de la que necesitan.

Enfermos:

Tienen pérdidas anormales de agua (por fiebre, sudor, vómitos, diarrea, etcétera), por lo que son susceptibles a la deshidratación.

Deportistas:

Presentan una excesiva pérdida de agua por el sudor y una disminución de la sensación de sed.

Mujeres embarazadas y en período de lactancia:

Los requerimientos de agua durante esta etapa aumentan para poder producir leche.

El calor extremo también favorece la deshidratación, al aumentar considerablemente las pérdidas de agua por sudor.

Para prevenir estados de deshidratación se recomienda:

  • Beber antes de tener sed, ya que la sensación de sed suele aparecer de forma tardía.
  • Hidratarse antes, durante y después de hacer ejercicio físico. Al sudar perdemos agua y electrolitos.
  • Ingerir líquidos con mayor frecuencia en verano, al tomar sol y en ambientes secos o calefaccionados.
  • Evitar el alcohol, ya que aumenta la temperatura corporal y el riesgo de deshidratación.

Fuente: Clínica Anglo Americana