Somos bendecidos: podemos ejercitar nuestros músculos

27 Jan

Drs. Carlos y Vidalina Echevarría
Pastores, consejeros cristianos y psicólogos

Se terminaron las fiestas navideñas y de regreso a nuestra rutina de ejercicios diarios con la decisión de fortalecer nuestro cuerpo, así como el alma y el espíritu.

Pastores, Carlos y Vidalina Echeverria. (Foto/Suministrada)
Pastores, Carlos y Vidalina Echeverria. (Foto/Suministrada)

Es sabido que el ejercicio es la repetición frecuente de un acto con el objetivo de aprender o de adquirir cierta práctica en su ejecución. Poder hacer ejercicios es una bendición de Dios que nos da la vida y las energías para poder movernos y fortalecer todos nuestros músculos.

Los primeros “músculos” que tenemos que fortalecer son los espirituales. Para eso te recomendamos que te levantes temprano en la mañana, levantes tus ojos al cielo y da los buenos días al Espíritu Santo por un nuevo amanecer y encomiéndale tu día.

  1. Comienza tu día con ejercicios de respiración profundo. Esto te ayudará a lidiar con las tensiones de ese día.
  2. Decídete a practicar el ejercicio de escuchar a tu gente, especialmente a tu familia sin buscar defenderte por lo que te digan. Este ejercicio es la clave para solucionar los conflictos familiares, especialmente de pareja. Escucha el mensaje que está detrás de la verdadera queja.
  3. Ejercita los músculos de tu rostro. Ríete de ti mismo y no tomes las cosas tan en serio. Acepta con un humor las partes que menos te gustan de ti. Este ejercicio es esencial para ser feliz y hacer feliz; muchas veces es mejor hacerse el tonto y reírse. Dios siempre te dará la oportunidad de expresarte, espera el tiempo de Dios.
  4. Cuida el ambiente que te rodea y aprende a desactivar la ira liberando las tensiones con respiraciones profundas. Inhala (cuenta hasta cuatro), sostienes la respiración (hasta cuatro) y exhala (hasta cuatro) por la boca.
  5. Saca tiempo para ejercitar los ojos y estimular la salud de tu cerebro y las conexiones neurológicas con la lectura de un buen libro. La Biblia te puede ayudar en esto. Ejercítate en la lectura de la Biblia. Todo músculo que no se ejercita se pondrá flácido.
  6. Trabaja con el área de juzgar. El juicio es lo que añadimos cuando juzgamos lo que es y como pensamos que debería ser. Recuerda que toda conducta tiene una razón de ser o un por qué.
  7. Trabaja con los músculos de tu boca, no solo en lo que comes, también en lo que dices. Piensa y habla positivo, pon y ponte límites, respétalos y haz que los otros los respeten. No digas “sí” cuando quieres decir “no”. Sé firme y date tiempo para ti contigo mismo. Esto te ayudará a evitar el estrés.
  8. Caminar al aire libre da expansión a tu mente. Acuérdate que el campo de batalla del diablo es la mente. Pone pensamientos negativos en la mente para que los haga tuyos. No des lugar al diablo. No te quedes inquieto dándole vuelta a pensamientos que te roban el sueño y la paz. Cancela y echa fuera todo pensamiento negativo en el nombre de Jesús. Dile: “Este pensamiento no es mío y yo no lo quiero, no lo recibo y se va fuera”.
  9. Levántate, mueve tu cuerpo, estírate levanta tus manos, da gracias a Dios por todo, gózate en Su presencia. Ejercita tu cuerpo, ejercita tu alma y ejercita tu espíritu.
  10. Abraza a los que amas, sonríe a todos, ámate a ti y mímate. Recuerda que tenemos que amarnos y cuidarnos para poder amar y cuidarnos para poder amar y cuidar a otros.

Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Tesalonicenses 5:23