(Foto/Archivo) Por: Rev. Roberto Díaz El gran amor del Señor nunca se acaba y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: “El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!”. Lamentaciones 3:22-24 Amado Padre que estás...